En Italia, uno de cada 77 niños es autista (ISS 2022). Los hombres son los más afectados, casi cinco veces más que las mujeres. Se trata de la explosión de un fenómeno que, hace apenas unas décadas, contaba con un niño entre mil con trastornos del espectro autista, una cifra aproximadamente 13 veces menor.
Impresionantes cifras que empujaron a la Unicusano a promover la innovadora maestría de II nivel en Trastornos del Neurodesarrollo: el modelo biopsicosocial, la primera de su tipo en Italia. De hecho, el curso sitúa por primera vez al niño, a su familia y a la escuela en el centro de las intervenciones terapéuticas como exigen las recientes normas legislativas e interministeriales, mezclando además dos modelos científicos muy a menudo opuestos en el ámbito hospitalario y panorama académico, concretamente la neuropsicología y la psicología sistémica relacional y psicodinámica. Un modelo de evaluación integrado que tenga en cuenta la inclusividad exigida por el Ministerio de Sanidad y que elimine eficazmente los casos de “falsos autistas”.
El enfoque metodológico fue tan apreciado por estudiantes y profesionales del sector que recibió un número de inscripciones muy por encima de lo esperado, abarcando diferentes facultades y carreras: desde Psicología a Medicina, pasando por Logopedia, Neuropsicomotriz y Ciencias Humanas. .
El psicoterapeuta Aldo Grauso coordina el equipo de profesores y luminarias, entre ellos el neuropsiquiatra infantil Michele Zappella. “El objetivo de nuestro máster – explica el académico – es la formación de operadores expertos en trastornos del neurodesarrollo desde una perspectiva terapéutica integrada: la adquisición de información en el ámbito clínico, social y escolar se vuelve fundamental, imprescindible para poder trabajar con múltiples -terapias integradas disciplinares, que fomenten la superación del enfoque tradicional de la discapacidad como patología y, por tanto, no vinculándola a algo “roto” que necesita ser reparado. La gestión se vuelve entonces global y dirigida a la persona: los factores ambientales y personales se tendrán en cuenta de forma dinámica, según el modelo biopsicosocial”. Por lo tanto, respecto al pasado, se revoluciona el enfoque metodológico que ya no toma en consideración sólo el cerebro sino también las relaciones que el paciente tiene con la familia y la escuela. “Dos ámbitos detrás de los cuales se esconden emociones y experiencias emocionales – señala el profesor Grauso – porque, analizando en profundidad estas relaciones, evitamos diagnosticar superficialmente muchos trastornos vinculados al espectro del autismo”.
Las nuevas directrices del Instituto Superior de Sanidad relativas al diagnóstico y tratamiento de los trastornos del espectro autista en niños y adolescentes, publicadas el pasado mes de octubre, dan credibilidad al máster Unicusano. En materia de diagnóstico y terapia, de neuropsicología y por tanto de psicología cognitivo-conductual, por primera vez se subraya que ningún tipo de diagnóstico debe realizarse sin tener en cuenta la entrevista psicológica y el conocimiento “social” del individuo y por tanto el valor textual no debe considerarse una práctica única.
“El Ministerio de Salud – concluye el docente – en sus consideraciones vincula el diagnóstico no sólo a los contenidos y a la disciplina conductual sino también a una entrevista psicológica exhaustiva y al conocimiento íntimo del tema. Esta es la forma de decir que el método biopsicosocial también se vuelve fundamental: en nuestra opinión, si se profundizaran en determinadas cuestiones evitaríamos “etiquetar” inmediatamente al sujeto con un diagnóstico que, casi inevitablemente, lo acompañaría durante toda su vida. . Quizás fue un sujeto que durante un período de su vida no evolucionó según la norma.”
