“Hay una crisis, pero trabajamos hasta el final”

“Hay una crisis, pero trabajamos hasta el final”
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A pesar del producto de moda que se propone cada año, la tradición vence a los huevos y las palomas. Incluso cuando en la parrilla de salida se presenta la colomba con mascarpone de albaricoque y chocolate blanco, frutos rojos, chocolate y pera o amaretto y melocotón, la colomba clásica llega indiscutiblemente primera a la meta del consenso, seguida de cerca por la de chocolate. Desde hace un tiempo, el pistacho también se abre paso en nuestra zona, ocupando este año el tercer puesto. El éxito de la Colomba tradicional proviene de la levadura, que debe estar viva y manipulada con mimo y pasión. “Estos últimos días – explica Silvano Marinozzi, director de la pastelería y panadería del mismo nombre Fratelli Marinozzi en Corridonia – son de gran emoción. La Semana Santa es muy peligrosa, porque todo se vende hasta el último momento, y hasta el último, hay que trabajar para ofrecer el producto fresco, la Colomba tradicional es la más popular aunque siempre están nuestras nuevas propuestas como el Colombino que surge de una investigación realizada con mi hijo, es una Colomba de chocolate para a los que hemos añadido licor, café y anís. También estamos sintiendo la crisis – concluye Marinozzi – ahora damos menos regalos pero compramos más para nosotros mismos”.

Todo debe trabajarse a la perfección. “Hacer la masa para las palomas es un desafío – dice Patrizio Re, del laboratorio de los Saporos de Macerata –. Lo complicado es que la mayor parte se concentra cerca del día de Pascua, hasta el punto de que horneé las palomas hasta el jueves por la noche. He notado un ligero descenso en las compras, pero no renunciaremos a la colomba tradicional o de chocolate. Este año propongo la colomba de pistacho – continúa Re –, que sólo decoré por fuera, en cuyo embalaje he añadimos una manga pastelera con el relleno para poner sobre la loncha recién cortada”. En cuanto a los huevos, se aplica el mismo concepto: ya sean veteados, pralinados o rellenos, los huevos con leche y de chocolate negro son los más solicitados. “Cada Semana Santa es diferente de la otra – afirma Alfredo Marangoni de la chocolatería del mismo nombre en Macerata – porque está muy ligada al clima. La Semana Santa baja es buena, porque las temperaturas son ideales para el chocolate, pero en el Por otra parte trabajamos hasta el último para satisfacer todas las solicitudes. Además de la calidad de mi chocolate, nos caracterizamos por el rico embalaje curado por mi hermana. El resultado está precedido por una cuidadosa búsqueda de papeles, telas, cintas, flores no convencionales para hacen que todo sea muy colorido y único. No he notado – afirma Marangoni – diferencias en la tendencia de ventas de nuestros productos.” Martina Onofri, en su laboratorio Dolci Armonie de Recanati, ha optado por trabajar exclusivamente con reserva y prestando especial atención a las intolerancias alimentarias. “Estos últimos aumentan constantemente – responde -, pero me he centrado en la producción de huevos a medida, por lo que puedo gestionar el producto exactamente según lo que se me pide, tanto en términos de decoración del huevo como de “El resultado final puede ser sin gluten, sin azúcar, sin lactosa. Si no tengo ningún pedido particular, la sorpresa la hago yo también con galletas o merengues”. Al final, ya sean palomas, huevos, corderos, rosquillas o pizzas dulces, la tradición continúa y, como respondió por teléfono la madre de dos pasteleros: “Señora, no es hora de hacer preguntas, aquí trabajamos. La Pascua es la ¡El año ha llegado demasiado pronto!”.

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