Hoy, el Ministro de Asuntos Exteriores Tajani alzó una tímida voz de protesta: “No es un buen camino”, fue su comentario sobre la imagen de Ilaria Salis todavía encadenada en el tribunal. Un poco, también porque el resto del Gobierno guarda silencio. Empezando por Meloni y terminando obviamente con Salvini. Amigos muy cercanos de Orban, con su silencio se ponen del lado del gobierno húngaro que utiliza palabras feroces contra Ilaria Salis. Silencio sobre esas palabras, silencio sobre el trato dado a Salis, silencio sobre el desafortunado ataque de esta mañana a los abogados.
Meloni y Salvini se comportan como militantes políticos. No se dan cuenta de que lo que está en juego no sólo es el destino de un acusado, sino también su derecho a un trato digno y su derecho a la defensa.
Están en juego las relaciones entre dos países, Italia y Hungría. Un ciudadano italiano humillado públicamente de esa manera, amenazaron sus abogados, es un ultraje para Italia. Es la verdadera cara del soberanismo. Podéis ser aliados, podéis compartir ideas, pero el nacionalismo agresivo siempre prevalecerá. Orban está aplastando a sus fans italianos. Y sus fans italianos que están en el gobierno sufren en silencio.
