Al leer en las redes sociales y en los periódicos la presentación del proyecto “Savona capital de la cultura”, uno queda asombrado.
Da la impresión de que la administración no habla de Savona, sino de otra ciudad, obviamente ficticia, evidentemente resultado de una inteligente operación de propaganda.
El cartel de presentación del proyecto dice: “… es una ciudad que mira al futuro, aspirando a convertirse en la ciudad de los 90 minutos, donde, en un radio de 90 minutos a pie, en tren, en bicicleta o en coche, se puede disfrutar de una oferta turística, cultural y al aire libre única …”Estoy de acuerdo en que el estudio sobre la red viaria aún no ha concluido, pero los actuales administradores públicos deberían empezar a hacer un recorrido rápido por la ciudad.
Sólo para contar mi experiencia, recuerdo que el martes pasado, desde Corso Colombo hasta Piazza Mameli, tardé 30 minutos: en coche, no a pie.
Los administradores se jactan: “implicación, participación, diálogo…. 72 reuniones para 800 personas involucradas sólo en los últimos 2 meses...”
Personalmente, asistí a una reunión que se suponía trataba sobre el aire libre.
A mitad de la reunión empezaron a hablar de “Savona, ciudad de la cultura” y me pregunté si ese sería el tema de la velada, ¡porque no lo habían dicho antes! En definitiva, nos llamaron para discutir un tema y nos presentaron otro totalmente diferente.
Los organizadores recogieron los contactos de los presentes, se reunieron en las distintas mesas programáticas (organizadas al estilo Leopolda de la memoria renziana) y luego desaparecieron.
Sinceramente, me irrité, me sentí utilizada.
La idea de proponer “Savona capital de la cultura” también podría ser buena, pero me parece que empezamos con mal pie.
No me gustaría que, capital o no, la cultura en Savona esté gestionada por unos pocos, en detrimento de los demás.
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