Las tres cuestiones que quedan pendientes de las elecciones europeas

El final de las elecciones deja margen para negociaciones entre líderes y partidos que deben rediseñar la Unión Europea

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Una vez pasadas las elecciones europeas, quedan tres preguntas que el futuro próximo tendrá que responder.

1. ¿Cuáles son las negociaciones más importantes que se están llevando a cabo actualmente en Europa para dar forma a la dirección política de los próximos cinco años?

2. ¿Se está cayendo el muro que dividía el centro de la extrema derecha?

3. ¿Logrará Ursula Von der Leyen permanecer al frente del gobierno europeo o acabará dando paso a otros que quizá sean más populares que ella, pero tan populares como ella?

Las tres preguntas son en realidad una sola pregunta que puede resumirse más fácil y vulgarmente como: “¿Qué está pasando ahora?”. Actualmente hay dos tipos de negociaciones en marcha. El primero es entre jefes de gobierno, el otro entre las fuerzas políticas del nuevo Parlamento Europeo.

Negociaciones entre líderes

En cuanto al primero, ya desde el G7 de Apulia, Meloni, Macron y Scholz deben entender qué nombres proponer para la próxima Comisión Europea. Si volver a proponer o no a von der Leyen como presidente, sabiendo que la elección final sobre el nombre del presidente de la Comisión la hará el Parlamento eligiéndolo por mayoría. La cuestión es que si Giorgia Meloni está fuerte en el consenso alcanzado en las elecciones europeas y segura de la estabilidad de su gobierno, Macron y Scholz llegaron a Apulia todavía haciendo sonar el sonido de los electores. Están bastante débiles y ocupados resolviendo su dinámica política interna. Scholz no puede oponerse al nombre de su compatriota von der Leyen. Macron, a quien no le gusta, probablemente no tenga ahora fuerzas para cambiar las cartas sobre la mesa e imponer su propio candidato. Y Meloni, a pesar de ganar electoralmente, sabe que si quiere lograr algo en Europa y dar peso y poder a Italia y a ella misma debe seguir haciendo concesiones y no quedar relegada al mundo de la extrema derecha al que pertenece. Apoyar a la actual presidenta de la Comisión para un bis como jefa del gobierno italiano podría, en caso de ser elegida, otorgarle un papel importante como mediadora en el futuro, especialmente ante los debilitados gobiernos francés y alemán, y permitir a Italia tener comisarios importantes en la próxima Comisión de la UE.

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Los bailes de las fiestas europeas

El segundo tipo de negociación en curso es la que se realiza entre las familias políticas de Europa. Gracias a Le Pen, los soberanistas europeos de Identidad y Democracia han crecido respecto a hace cinco años. Y también lo hacen los conservadores europeos gracias a Fratelli d’Italia. Pero son dos grupos distintos, sustanciales pero todavía minoritarios, que no parecen capaces de unirse. Si lo hicieran, se convertirían en el segundo grupo político en el Parlamento después de los Popolari y podrían participar en coaliciones mayoritarias. Pero por ahora el PPE no tiene intención de aliarse con la extrema derecha soberanista de Le Pen o el holandés Wilders. La derecha todavía tiene que hacer una limpieza interna, ha hecho mucho expulsando a los alemanes del AfD considerados impresentables y pronazis, pero para muchos no es suficiente.

Después de todo, nunca digas nunca. Las últimas noticias informan que en Francia los republicanos, la derecha moderada, se están dividiendo porque su líder ha decidido aliarse con la Asamblea Nacional de Le Pen y Bardella en las próximas elecciones anticipadas. Y que en Alemania, tanto en el Land como en Sajonia y Turingia, el Partido Popular de la CDU está pensando en aliarse con la extrema derecha del AfD, que ganó las elecciones de manera aplastante en esas regiones. En definitiva, lo que hace apenas unos años era impensable, lo que por ejemplo Angela Merkel consideraba inaudito, es decir, la alianza entre el centro moderado y la derecha xenófoba y extremista, es ahora una hipótesis política concreta.

Si esto sucediera, como ha sucedido en Italia durante años, incluso en el Parlamento de Estrasburgo podríamos ser testigos de alianzas que antes se consideraban fuera de la realidad.

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El factor tiempo

Precisamente para evitar que esto suceda, hay quienes presionan para que no se alargue demasiado la elección del próximo presidente de la Comisión.

Populares, Socialistas y Liberales, que sobre el papel tienen mayoría, podrían obligar a sus representantes electos a votar por Von der Leyen pidiéndoles que no traicionen el secreto de las urnas, precisamente para no dar espacio a otros escenarios de alianzas hacia la derecha.

Si no lo hacen, en definitiva, si la presidenta alemana no es elegida o la votación se aplaza hasta septiembre, nadie puede descartar la posibilidad de que surjan nuevos nombres en su lugar. Por ejemplo, el de Roberta Metsola, también popular, presidenta saliente del Parlamento, que mantiene excelentes relaciones con numerosos colegas tanto de derecha como de izquierda, maltesa pero muy cercana a Italia y Antonio Tajani, y ciertamente bien considerado también por los conservadores de Giorgia. Meloni.

En resumen, todavía todo puede pasar. Lo cierto es, sin embargo, que el terremoto político ocurrido en Francia y Alemania está inevitablemente repercutiendo en la compleja dinámica de la política europea.

COMBO de Giorgia Meloni y Elly Schlein, 10 de junio de 2024. ANSA

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