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Las imágenes que nos llegan desde Al Jazeera son aterradoras.
Imágenes que representan el grado cero de humanidad y el nivel máximo de barbarie: un auténtico agujero negro que se traga todo lo bueno que aún pueda quedar, aunque sea de forma residual, para devolvernos sólo la peor cara de la violencia y la indiferencia más brutal.
Las comparaciones siempre son arriesgadas porque los hechos de la historia tienen su propia singularidad, sin embargo, en lo que presenciamos hay algo que remite al pasado.
¿No es una verdadera represalia nazi donde la reacción es tan desproporcionada que degenera en el crimen más atroz e inhumano?
¿Donde el índice de violencia sufrida se multiplica infinitamente?
¿No es un intento de encontrar una solución final a la cuestión palestina lo que el gobierno israelí realmente pretende lograr?
¿No son intolerables la complicidad y la hipocresía de un Occidente liderado por Estados Unidos, incapaz de ir más allá de unas cuantas tímidas reprimendas a favor de la cámara?
Finalmente, ¿cuánto nos duele a todos ser testigos impotentes de esta masacre interminable de inocentes?
¿Cómo podemos detener esta furia nihilista de muerte y destrucción que se está extendiendo por todo el mundo?
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