el programa fue un fracaso

el programa fue un fracaso
el programa fue un fracaso


Habría esperado todo en la vida, nunca ver aparecer un belén, este Serena Bortoneconvertirse la nueva vanguardia de resistencia del Partido Demócrata. Como parece que el programita no ha sido confirmado y por lo tanto no sabemos qué pasa con él, ¿otra franja horaria? ¿Otra red? Todo el mundo se rasga la ropa, es el régimen, es inaudito, sin siquiera molestarse en ocultar el verdadero motivo: así perdemos uno tras otro los instrumentos de nuestro control en la comunicación pública y estatal. De ahí la fatal acusación de TeleMeloni.

Pero TeleMeloni no está, hay un poder, si se quiere un régimen, que como todo régimen se hace cargo de sí mismo, del Pino Insegno y de la compañía cantante, y no sólo en Rai, también en los periódicos, por supuesto, pero cuidando de conservar a los demás, en señal del “todo adentro” que alguna vez se llamó consociativismo, democracia cristiana, inciucismo. Mientras sea posible. Por supuesto, si los demás luego se rinden, haciéndose pasar por Matteotti, por Gramsci, después de haber buscado a toda costa el incidente… Si construyen el escándalo teniendo ya listo un contrato con otras televisiones o con el partido, a través de la Unión Europea Parlamento…

“Inaudito, vergonzoso, hay que dar explicaciones en el Parlamento”, truenan cómicamente Angelo Bonelli Y Piña Picierno, y no les importa calificar fuertemente a alguien que, hasta la ilusión contraria, por respetabilidad superficial al menos hacia el público, debería estar al servicio del público y de la empresa pública. Pero el público ha comprendido muchas cosas desde aquel día y ya no se sorprende por nada. Este público ahora desilusionado pero sobre todo aburrido dice: ¿cómo? ¿Cuando lo hiciste estuvo bien y ahora te rasgas la ropa? Pero, ¿cómo mejoraría mi vida si tuviera uno de los tuyos en lugar de uno de la otra parte? ¿Le importa al público? Estos arrebatos son el habitual juego autorreferencial.un reflejo condicionado, una manía, todo menos no hacerlo pasar por representación popular, por escrúpulo popular.

Lo hubiera esperado todo en la vida, nunca ver a la izquierda colgando de sus pastorcillos al fondo, los Bortones, los Savianos, los Fazios que emigran en caravanas. No está claro por qué “teleMeloni” y otras cadenas y no “teleSchlein”. Pero este afable Bortone, mártir del día del antifascismo, por muy purificado que esté, ha puesto mucho de suyo. Aparte de las continuas y crecientes provocaciones, que ninguna cadena estatal del mundo se habría tragado, lo que habla, o más bien calla, son los ratings: su programa había un promedio matemático del 3,9%, promedio hospitalario, y ya venía de una actuación anterior que, único caso en emisoras estatales de todo el mundo, le había valido un ascenso. Porque en Rai, si nadie te mira, nadie es capaz de recompensarte, de consolidarte.

Vamos, necesitamos la comedia involuntaria de República, que no divierte a los lectores del Éxodo, escribir que la “purga” de este otro campeón de lo invisible empeora la situación de Rai “que ya se encuentra en una fuerte crisis de audiencia”. Como si dijera que, si nadie compra un producto, sacarlo de la circulación es una temeridad, hay que persistir hasta el fracaso definitivo, en cadena. Pero este Bortone no primario, con todas las contorsiones del caso, nadie nos lo quita. Ahora, si quiere, puede volver a su gama original, que quizás sea más compatible con él, es decir, que cause menos daños. En cuanto a la franja nocturna, “en sustitución”, como diría el profesor Guidobaldo Maria Ricciardelli, retransmitiremos una tira titulada “De Manganello al Reno” editada por Ilaria Salis sobre cómo llegar desde el centro social y las chozas de Aler. (con pestillo) al falansterio de Bruselas.

¿Pero siempre ese deseo de imponerse a pesar de los resultados? Pero ¿quiénes serían estas personas, estas personas que se salen con la suya como padres eternos, que se hacen masajes en los pies, envían a sus sirvientes a hacer las compras, tienen licencia para insultar y abusar, incluso para ponerse de pie ante el público limitado? , permaneciendo en la creencia vagamente paranoica de que debido a sus mediocridades, propaganda desairada, ¿por sus servicios militantes o simplemente insípidos pasa la supervivencia del país? No hay teleMeloni, También hay “todos adentro” en la televisión. que sirve a quienes lo practican pero no al país y a quienes lo observan.

La verdad es que hay muchas, demasiadas personas que, hace cincuenta años, cuando sobrevivía una dignidad profesional residual además del nepotismo y el amiguismo, difícilmente hubieran perdurado en Rai, y La izquierda se agita en el eterno doble rasero. lo que da lugar a la eterna pretensión: libre para arrastrarse hacia el amo orgánico, libre para retorcerse contra el adventicio. Las mamasantissimas de la izquierda no se mantienen firmes, “es un escándalo, el límite está lleno”. Y no se dan cuenta de que están catalogando a un presentador no como un profesional del espectáculo, sino, simplemente, como alguien que les recomendó. Claro, así es como funciona, así es como funciona, pero no es algo bueno.

Max Del Papa, 20 de junio de 2024

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