¿Será verdad? – El punto negro-azul

¿Será verdad? – El punto negro-azul
¿Será verdad? – El punto negro-azul

Pisa, 19 de junio – Debería haber sido una revolución, pero seguirá siendo una utopía. Se suponía que él era el “Predestinado”, abandonó la escena en silencio, en las sombras. La historia de Alberto Aquilani y Pisa no salió como se esperaba. Un caso en el que el libro no aguantó hasta la portada. Los números hablan por sí solos: treinta y ocho partidos, once victorias, trece empates y catorce derrotas. Cuarenta y seis puntos anotados, 1,21 de media por partido y una decimotercera plaza (quince derrotas, si sumamos la del Frosinone en la Copa de Italia).

Pero sería un error echarle la culpa únicamente al entrenador. ¿Por qué? Pues bien, Aquilani, en su primera experiencia al frente de un primer equipo, tras los éxitos con la Fiorentina Primavera, tuvo que afrontar muchos problemas, muchos más de los esperados: un cambio de dirección en plena concentración, con graves lesiones al inicio de la temporada de elementos claves, como Matteo Tramoni y D’Alessandro, la cuestión del estadio – con la huelga de la afición adjunta – y algunos elementos no adaptados a su juego. Un partido que pocas veces se ha visto en su mejor momento, con muchos errores y fases de partido vacías. Sin embargo, probablemente sea Inzaghi quien se beneficie. El proyecto se fijó para dos años, y la falta de confianza en el técnico quizás no le hace justicia a un trabajo que aún tenía que germinar. Al final ¿qué queda? Una elección fallida en el banquillo, la tercera, tras Maran y el regreso de D’Angelo. Ahora, con Inzaghi, el club ya no puede cometer errores.

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