Un tenedor de plástico afilado escondido entre los dedos de una mano, los detalles del ataque en la prisión de Terni

Un tenedor de plástico afilado escondido entre los dedos de una mano, los detalles del ataque en la prisión de Terni
Un tenedor de plástico afilado escondido entre los dedos de una mano, los detalles del ataque en la prisión de Terni

La detención en prisión no es suficiente para detener la violencia de Pancrazio Carrino. En los últimos días se produjo otra manifestación, cuando el hombre de 42 años de San Pancrazio Salentino (Brindisi) agredió físicamente a un juez: la atacó, sosteniendo el mango de un tenedor de plástico afilado que había escondido entre sus dedos.

El episodio se produjo en la prisión de Terni durante el interrogatorio ordenado mediante carta rogatoria por el juez de instrucción del tribunal de Potenza, Antonello Amodeo, firmante de la orden de prisión preventiva en el marco de la investigación por intimidación y violencia, con agravantes de la mafia, hacia la jueza de instrucción Maria Francesca Mariano y la fiscal de la DDA Carmen Ruggiero y, en un caso, el director de Telenorba Vincenzo Magistà.

En definitiva, después de las cartas con amenazas de muerte y la cabeza del niño y un cuchillo dejados debajo de la casa del primero, justo mientras estaba tras las rejas, y por tanto gracias a una ayuda “externa” y aún desconocida, esta vez Carrino logró obtener y ocultar un rudimentario arma sin que nadie se dé cuenta y utilizarla contra un administrador de justicia.

La fiscalía general de Perugia, dirigida por Sergio Sottani, también destacó la noticia en una nota explicando: “La intervención inmediata del personal policial evitó peores consecuencias que podrían haber resultado del violento ataque”. Tras el incidente, la audiencia fue suspendida y el hombre fue denunciado ante la fiscalía de Terni, que coordina las investigaciones realizadas por la policía penitenciaria.

Con esta conducta, este individuo ha disipado todas las dudas sobre la hipótesis (que había surgido recientemente) de su posible arrepentimiento, aumentando de hecho la dosis de su odio hacia los dos profesionales, verdadero “objetivo” también de la última acción, porque eran considerado responsable de haberlo deshonrado, al haber hecho referencia en los documentos de la investigación “El Lobo” (en la que responde por asociación mafiosa) a un episodio de violencia sexual, del que se le considera autor, pero que no se le impugna .

Lo cierto es que la historia es alarmante y pone de relieve un tema cuya resolución no puede posponerse más, una vez que alguien ha perdido la vida: la inseguridad en las cárceles.

La insuficiencia de los controles, debida principalmente a la escasez de personal de policía penitenciaria, no puede sino facilitar la entrada de sustancias estupefacientes y de microteléfonos móviles y permitir a reclusos peligrosos como Carrino la posibilidad de recurrir a “emisarios” o de manejar personalmente un tenedor o punzón contra el juez de turno “inconveniente”.

Episodios anteriores

No es la primera vez que el hombre de 42 años consigue un arma en prisión con la intención de agredir a un magistrado. En agosto pasado, cuando todavía estaba detenido en la prisión de Lecce (en el marco de la operación “El Lobo”), Carrino supuestamente blandió un objeto metálico punzante para impedir que el personal de la policía penitenciaria lo llevara de regreso a su celda después de su hora de ejercicio. y habría entregado a uno de los inspectores, durante el interrogatorio con el juez Mariano, el punzón y un papel que contenía el nombre de este último.

En otra ocasión, fingiendo querer colaborar con el fiscal Ruggiero, escondió un rudimentario cuchillo entre sus nalgas con el objetivo de degollarla durante el interrogatorio. Pero el plan fracasó porque la policía encontró y confiscó el arma.

PREV ‘Ndrangheta y residuos: confiscación de 11,5 millones de euros a un empresario de Gioia vinculado a los Piromalli
NEXT La reorganización llega a Teramo, el nuevo consejo