Audi hará su entrada oficial en el campeonato mundial de Fórmula 1 en 2026, cuando el grupo de Ingolstadt también hará su debut como fabricante de motores. Una elección exigente, que en el pasado ya puso en dificultades a otros equipos y, más recientemente, a Alpine que, después de haber intentado durante años crear un motor de alto nivel, parece haber decidido abandonar el desafío utilizando el propulsor Mercedes a partir de 2026 Pero en Audi hay optimismo, sentimiento confirmado también por las palabras de Adam Baker, CEO de Audi Formula Racing, quien en un comunicado de prensa lo explicó: “Después de sólo dos años, nuestra unidad de potencia híbrida, compuesta por un motor eléctrico , batería, electrónica de gestión y motor de combustión, está operativo en el banco de pruebas”. Y ya se han recorrido distancias de carrera simuladas.
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Un resultado fruto de un intenso trabajo de desarrollo con los ingenieros de Ingolstadt que “en 2023 dedicaron mucho tiempo al desarrollo de los componentes individuales, transfiriendo la experiencia adquirida a las siguientes fases de acoplamiento”. La consigna, según Stefan Dreyer, a quien se ha confiado la dirección técnica del equipo, es una sola: “intensidad”. Por eso, en Neuburg, sede de la división de Fórmula 1 de Audi, se utilizan 22 bancos de pruebas de última generación para simular distancias de carrera. “Nuestra unidad de potencia funciona en el banco de pruebas con programas diferentes al actual calendario de F1, adaptados según los objetivos de las pruebas – explica Dreyer – Las Vegas, por ejemplo, es interesante en términos de gestión general de la energía. Varias curvas alternas, con velocidades más o menos rápidas, y casi dos kilómetros a todo gas por el Strip de Las Vegas constituyen el entorno ideal para poner a punto el motor de combustión y los componentes del ERS”.
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