Acecho de condominio, “está cuerdo”

Acecho de condominio, “está cuerdo”
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Su pensamiento no siempre es coherente y claro. Y sus respuestas suelen describir situaciones que no tienen relación con la historia. También ha afirmado en varias ocasiones que existe una conspiración en su contra. Pero en general “se le debe considerar capaz de comprender y de querer”.

Las conclusiones, las expresadas ayer por la mañana por el psiquiatra Roberto Zanfini ante el juez Corrado Schiaretti, desembocaron en la acusación por acoso en condominio a un hombre de 46 años, de origen albanés, residente en Faenza y defendido por el abogado Nicola Laghi. La familia objetivo, protegida por los abogados Lorenzo Valgimigli y Filippo Plazzi, ya tuvo la oportunidad de unirse como parte civil. En el caso de una segunda familia, también protegida por el despacho Valgimigli, las investigaciones preliminares han concluido recientemente.

A raíz de una serie de episodios, en febrero del año pasado el juez de instrucción Andrea Galanti ordenó prohibir al hombre de 46 años acercarse a su primera familia, medida violada varias veces por el acusado. El acoso fue colocado por la fiscalía entre 2021 y 2022. Parte de actitudes despectivas como gruñidos, hacer muecas, la mano en los genitales y escupir en la cara incluso durante la pandemia de covid-19. Y luego hay insultos y amenazas dirigidas a ambos cónyuges de ochenta años: “Te tiro la m… en la cara, haré desaparecer a tus hijas, les daré una f… como eso, no me voy de aquí: prefiero saltarme todo, debes morir.”

En una ocasión – prosigue la acusación – había simulado degollarla con una espátula de trabajo delante de una de las dos hijas de la pareja. En otro, blandía amenazadoramente un destornillador. El tono había ido aumentando poco a poco: véase cuando le dio una palmada en el abdomen al anciano. O cuando, al pasar junto a ella por las escaleras, había apretado el brazo de la anciana entre la puerta y la pared. La pareja también se encontró varias veces con el coche rayado o con los neumáticos cortados. Un “odio inmotivado” según los investigadores alimentado por un fin concreto: inducir a los vecinos a abandonar la casa, como ya había ocurrido en el pasado en perjuicio del vecino anterior.

Una actitud que, al menos para el juez de instrucción, denotaba una “verdadera obsesión” por la propiedad del “propietario absoluto del condominio”, de 46 años. En la investigación preliminar, el hombre había atribuido su comportamiento a banales desacuerdos en el condominio relacionados con el uso del garaje o con el hecho de que los vecinos no querían realizar un trabajo que consideraba importante para él.

Admitió haber exagerado en algunas circunstancias, precisando al mismo tiempo que sus rivales a veces no se quedan atrás. Sin embargo, la denuncia presentada a finales de septiembre del año pasado por la segunda familia confirmó una posible actitud de posesión del edificio: “Ese hombre no tendrá paz hasta que mi unidad familiar decida vender la casa y abandonar esta absurda pelea de condominios”. dijo la casera a la policía en la comisaría de Manfreda antes de hablar de daños en el coche, amenazas con un cuchillo de que el hombre de 46 años le apuntaría a la garganta mientras pronunciaba la frase “te mato” y hasta un apretón en el cuello. cuello.

El psiquiatra que lo visitó por última vez observó que el hombre, cuando se le pedía una aclaración, “a veces parecía dar vueltas a la pregunta mientras que otras veces no quería responder”. En general, sin embargo, “está claro que no padece ninguna enfermedad mental”.

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