Ese día abrimos la puerta a nuestro primer invitado.

Llegó de repente, mientras estábamos dando los últimos retoques a las habitaciones. Y enseguida le dimos la bienvenida.

Verde esmeralda, el color del primer logo de Progetto Arca, el color elegido para pintar armarios, puertas y ventanas de nuestro primer centro residencial de acogida para personas sin hogar con problemas de adicciones, en via Ascanio Sforza de Milán. Son meses febriles y apasionantes en los que trabajamos incansablemente y como un equipo ya probado para renovar los espacios, pintarlos, amueblarlos, hacerlos bellos y acogedores: una promesa de cambio para quienes vivirán allí.

La tarde del 15 de noviembre de 1994 quedará grabada para siempre en la memoria de todos nosotros. Estamos dando los últimos retoques a las habitaciones cuando escuchamos un golpe en la puerta al pie de las escaleras. Frente a nosotros aparece un joven de modales amables y apariencia modesta. Alto, muy delgado, sin pelo.

Se llama Stefano, las drogas lo han obligado a vivir en la calle, se enteró de que estamos a punto de abrir un centro de acogida y pide que le dejen entrar. La estructura aún no está lista pero nuestros corazones sí.

Esa misma noche lo invitamos a cenar en casa de su amiga y voluntaria Beatrice. Stefano es reservado pero el ambiente, íntimo y alegre, y nuestras atenciones sin preguntas lo hacen sentir inmediatamente a gusto. Uno tras otro, devora cuatro platos de pasta.

Hace días que no come y, como todas las personas que hemos acogido en estos 30 años, tiene sobre todo hambre de relaciones. Los que la calle te niega, esa adicción los destruye, junto con la posibilidad de mantener una casa y un trabajo.

A partir de ese día Stefano ya no estará solo. Le damos la bienvenida al Centro, adelantándonos a los horarios de apertura previstos, y nos turnamos, día y noche, para estar cerca de él y ayúdalo a ganar su batalla, sabiendo muy bien que el camino será lleno de obstáculos y todo menos lineal.
Una semana después, el 22 de noviembre, llegó la tan esperada carta autorizando formalmente el inicio del proyecto de acogida con el apoyo del Ayuntamiento de Milán.

El primer huésped ya está allí, la puerta está abierta para los demás. No una vez, sino tantas veces como lo necesiten.

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