Santidad hecha con gestos y compromisos cotidianos

El camino hacia la santidad se compone de gestos y palabras cotidianas, de un compromiso serio con el trabajo, con la promoción de la cultura, con el cuidado de las relaciones. En resumen: ser santo significa seguir tu vocación. Éste es, de hecho, el corazón de la profecía que san Josemaría Escrivá de Balaguer sigue ofreciéndonos hoy. Un mensaje que, de hecho, se adelantó a su tiempo, en particular al ofrecer la visión de una Iglesia participante en el mundo y fermento de la historia a la que dio forma el Concilio Vaticano II. Este sacerdote español, fundador del Opus Dei, nació en Barbastro, España, el 9 de enero de 1902 y a los 16 años se sintió llamado a una vida entregada a Dios: se hizo sacerdote en 1925. Desde 1927, en Madrid, se dedicó a los pobres y los enfermos. El 2 de octubre de 1928, después de misa, Escrivá subió a su habitación, donde comenzó a ordenar sus notas: fue en ese momento cuando tuvo una especie de visión sobre la obra que Dios le pedía que hiciera. Una obra que pondría a Dios en el centro de toda actividad realizada por personas de toda condición, nación, cultura o época. Fue la semilla que dio origen al Opus Dei, con la misión de valorar la llamada universal a la santidad en el trabajo, la cultura y la familia. El fundador murió en 1975 y es santo desde 2002. Otros santos. San Vigilio, obispo y mártir (siglo IV); San Deodato de Nola, obispo (siglo V). Lecturas. Romano. 2Reyes 22,8-13;23,1-3; Sal 118; Mt 7,15-20. Ambrosiano. Dt 30,15-20; Sal 1; Lucas 8:19-21. Bizantino. 1Cor 2,9b-3,8; Mt 13,31-36a. t.me/santoavvenire © todos los derechos reservados

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