La operación “Silent Hill” continúa en la ciudad de Cagliari. Pero, a diferencia de la conocida saga de videojuegos de temática survival-horror, donde la desertificación del pueblo va acompañada de fenómenos paranormales y extrañas criaturas oscuras, los partidarios del “comité” parecen querer hacer de la principal ciudad de Cerdeña un cada vez menos animada place di Stampace” y, en particular, la demanda colectiva iniciada para decir no a los comerciantes de Corso Vittorio Emanuele II y al “robo de plazas de aparcamiento” en el barrio.
Un “robo” al estilo Ocean’s Eleven para alguien, según el cual se perderían 3 plazas de aparcamiento por cada zona exterior: demasiadas para un barrio que quiere dormir y, probablemente, acabar con los pocos negocios que quedan en pie tras la pandemia, ausencia del estado y la crisis energética. Pero eso sí, ¡siempre habrá Deliveroo por otro lado!
Afortunadamente, esta acción vio la respuesta rápida (aunque equilibrada) al comité de la principal asociación comercial de operadores públicos, Fipe Confcommercio Sud Sardegna: “Así como los residentes tienen derecho a vivir en paz, también los comerciantes deben trabajar – declaró Fipe presidente Emanuele Frongia -. Las acciones legales servirán para establecer que operamos en pleno cumplimiento de las reglas”.
“Solo faltarían 9 plazas de aparcamiento, 20 en toda la ciudad -añade Frongia-, además a raíz de lo que está pasando en el resto de Italia”. Y, cabe añadir, del Mundo. Un horizonte territorial demasiado lejano para ciertos argumentos propios de la provincia más anacrónica, muchas veces dictados por un egoísmo atávico, además de insostenible.