Recibimos y publicamos la nota producida y enviada a nuestra redacción por Filippo Blengino (tesorero de Radicali Italiani) e Alicia Depetro (de la dirección de los radicales italianos).
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Las instituciones penitenciarias son un polvorín, un lugar de malestar y marginación. La prisión de Cuneo, como la mayoría de nuestras instituciones, está fuera de control: angustia mental alarmante, continuos ataques al personal sanitario, quejas de los presos sobre las enormes dificultades para acceder a los servicios, una continua violación del objetivo reeducativo de la pena, ausencias de medidas alternativas.
En esta perversa inacción surgen las declaraciones esperanzadoras del Honorable Ciaburro, que piensa solucionar el problema penitenciario con el envío de 55 policías penitenciarios a Cuneo y 15 a Saluzzo. En efecto, declara que “las nuevas asignaciones demuestran la atención del Gobierno Meloni por nuestro territorio”. Sería ridículo si no fuera por el trágico escenario de reformas que nunca se llevaron a cabo.
La situación en las prisiones italianas es alarmante, evidente para todos menos para el Gobierno. Suicidios, malos tratos, hacinamiento, falta total de planificación, falta de personal administrativo y médico: liberación anticipada, amnistía e indulto, despenalización de algunos delitos, eliminación de la prisión para los presos en espera de juicio que no sean verdaderamente peligrosos socialmente, aumento de penas alternativas a la prisión , abolición de las instituciones penitenciarias para menores, prohibición de que los niños permanezcan en instituciones con custodia atenuada, fortalecimiento de los servicios de asistencia psiquiátrica y psicológica. Estas son las medidas a implementar, todo lo demás son panegíricos inútiles que sólo sirven como declaraciones estériles a la prensa. Mientras esperan, los reclusos siguen suicidándose.
