Messina – El viaje de curación de un paciente oncológico puede ser un viaje solitario y oscuro, pero para Danielle Saraiva Carvalho, miembro de la asociación “Amiche per Mano”, este viaje estuvo iluminado por la presencia constante y tranquilizadora de Luisa Cucinotta, gestora de casos de la Empresa Universitaria Policlínica de Messina. Danielle recuerda el día que le diagnosticaron cáncer como uno de los momentos más oscuros de su vida. El miedo, la incertidumbre y el dolor parecían insuperables. Sin embargo, su historia no es sólo de lucha y sufrimiento, sino también de humanidad y esperanza, gracias a la asistencia recibida en el Policlínico de Messina.
“Un guía humano, también para el alma”
“Cuando me sentí perdida, Luisa fue mi guía”, dice Danielle. “Con su profesionalismo y su calidez humana me acompañó paso a paso, transformando el Policlínico en un lugar de cuidado no sólo del cuerpo, sino también del alma”. El profesor Giuseppe Navarra y la doctora Luisa Cucinotta representaron para Danielle no sólo figuras médicas, sino verdaderos compañeros de batalla. “El profesor Navarra con su experiencia y Luisa con su dedicación aseguraron que nunca me sintiera sola”, dice Danielle.
Un consuelo en tiempos de desesperación
El apoyo de Luisa no se limitó a los aspectos clínicos; ella fue una presencia constante, ofreciendo consuelo en momentos de desaliento y celebrando cada pequeña victoria. “Luisa no era sólo nuestra administradora de casos, era nuestro ángel guardián”, dice Danielle agradecida. Hoy, Danielle mira hacia el futuro con esperanza renovada. Su historia es un tributo a la resiliencia humana y al impacto positivo que la atención médica basada en la empatía puede tener en la vida de los pacientes.
Con motivo del cuarenta cumpleaños de Luisa, la asociación “Amiche per Mano” quiso agradecer su compromiso inquebrantable. “Gracias Luisa por nunca soltarnos de la mano y por mostrarnos que incluso en los momentos más oscuros siempre hay una luz”, concluye Danielle.
