Dos niños de doce años se abrazan felices en un campo de fútbol, celebrando un gol. No saben que después de unos diez años repetirán la escena, a mayor escala: los protagonistas del abrazo, de hecho, son Kevin Csoboth y Dominik Szoboszlai. Y ayer celebraron la victoria de Hungría contra Escocia durante la Eurocopa de 2024.
Esos dos niños con grandes esperanzas han recorrido un largo camino: Csoboth era un prodigio y lo demostró al marcar un doblete contra Francia en el Campeonato de Europa sub-17 hace siete años. Tras una etapa en el Benfica, regresó con el Újpest húngaro. Ayer fue él quien marcó el gol decisivo que permitió a su país llevarse la victoria a casa. Szoboszlai, sin embargo, es ahora centrocampista del Liverpool y de la selección húngara, de la que es capitán. Ayer sobre el terreno de juego destacó no sólo por sus cualidades atléticas, sino también por sus cualidades humanas: tras la aterradora lesión del delantero centro Barnabás Varga, el capitán corrió hacia el cuerpo médico, agarró su camilla y los hizo correr hacia su compañero. “Espero que esté bien. Su estado era estable cuando abandonó el estadio. Esperemos que vuelva pronto al hotel, o vayamos a su casa, no me importa, sólo necesitamos estar juntos”, declaró Szoboszlai hablando de Varga, al final del partido.
