Lucca Historiae Fest, la apuesta del Partido Demócrata: “La guerra es glorificada pero no tiene nada que ver con la historia de la ciudad”

Lucca Historiae Fest, la apuesta del Partido Demócrata: “La guerra es glorificada pero no tiene nada que ver con la historia de la ciudad”
Lucca Historiae Fest, la apuesta del Partido Demócrata: “La guerra es glorificada pero no tiene nada que ver con la historia de la ciudad”

Festival de Historia de Lucca, oportunidad perdida. Decir la historia de luca a través de La glorificación de la guerra es un error histórico., lo que no hace justicia a la peculiaridad del Estado de Lucca. Es una pena los más de 100.000 euros gastados sin lógica.” Así lo afirma la secretaría municipal del Partido Demócrata de Lucca.

“En un período histórico atravesado por guerras, la historia de Lucca y el legado del que hoy somos todos afortunados testigos podría representar un ejemplo positivo de cómo la diplomacia, la capacidad de mantener las relaciones internacionales, el comercio, la apertura al mundo, el diálogo y la economía han garantizado la paz., armonía y estabilidad a nuestra ciudad y han conservado casi intacta su alma más profunda – subraya el Partido Demócrata de Lucca -. Sin embargo, si nos fijamos en el programa del Lucca Historiae Fest, el evento promovido por el Ayuntamiento y gestionado por el concejal de Casapound que gasta más de 100 mil euros de recursos municipales para apoyar a quienes trabajan allí y contribuyen a asociaciones de recreación, la mayoría de las cuales están completamente desconectadas del territorio y de nuestra historiasurge la duda de que todo este patrimonio histórico y cultural sea olvidado o minimizado en favor deEs una narrativa de guerra que no nos pertenece.. Asedios, batallas, soldados, tropas, guerras: este es el tema subyacente de Festival de Historia de Lucca, pero ¿cuánto de Lucca hay en esta historia? Poco o nada. Y hubiera bastado un comité científico -del que el evento en cuestión no dispone- para detectar los errores y forzamientos cometidos”.

“Por eso – prosigue la secretaría municipal del Partido Demócrata – hemos decidido volver sobre algunos pasajes cruciales de la historia de Lucca, que lamentablemente no encontrarán espacio en el evento que se celebra estos días. La historia ejemplar de Lucca es, de hecho, la de una ciudad que ha desarrollado una gran capacidad de adaptación al marco político europeo, lo que le ha permitido sobrevivir de forma independiente a lo largo de los siglos.: para ello, en lugar de armarse y asediar las ciudades cercanas, a partir del siglo XV y durante toda la época moderna, Lucca construyó una meticulosa red diplomática internacional que garantizó la paz dentro del Estado y la prosperidad también en las relaciones con otros Estados europeos “Tranquilo y escondido”, para decirlo con palabras de la época, o como recordaba el noble de Lucca Antonio Mazzarosa: “como olvidado por el mundo, para que su bienestar no fuera envidiado y, por tanto, perturbado”. Ésta es la esencia de Lucca que debería ser resaltada por un festival que se define a sí mismo como histórico, pero que en realidad es un compendio simplista de una oscura fascinación militarista que sólo deriva de los acontecimientos históricos la espectacularización de la guerra”.

“Puede parecer una paradoja – continúa la nota -, pero la política adoptada por el Estado de Lucca (es decir, el arte de ser olvidado asumiendo continuamente posiciones de neutralidad para evitar la participación directa en los distintos conflictos bélicos) es lo que hace fascinante el estudio y el análisis de nuestra pequeña gran ciudad. También es cierto que ha habido capitanes de armas extraordinarios como Castruccio Castracani, que en un momento glorioso de expansión del siglo XIV llevó las fronteras de Lucca a las puertas de Florencia, o como el noble Stefano Orsetti y su papel protagónico en la victoria. sobre los turcos en la batalla de Petervadarino en el Danubio en 1716. Pero las crónicas de Lucca y la memoria popular relatan a regañadientes victorias militares y hazañas de guerra, como lo demuestra la ausencia de monumentos conmemorativos en nuestras plazas. La historia de Lucca es más amplia y compleja y se basa casi exclusivamente en la capacidad de establecer relaciones comerciales y culturales en todas partes: el propio Castruccio formó parte de una de las grandes organizaciones bancario-comerciales que extendieron sus negocios desde Lucca por toda Europa Occidental. La ciudad, aunque encerrada entre sus murallas y en constante temor por la amenaza que representaba Florencia, estaba abierta a los intercambios, hasta el punto de convertirse en un cruce de artistas y de arte: desde la Edad Media con los maestros Comacine hasta los del Vanguardia renacentista florentina”.

“Pero la obra maestra diplomática se produjo tras la muerte de Castruccio en 1328 – continúa la nota del PD -, a la que siguieron 40 años de incursiones de mercenarios y ocupación extranjera. En 1369, la capacidad diplomática de Lucca y el pago de grandes sumas de dinero permitieron a la ciudad recuperar su libertad, obteniendo un diploma de independencia del emperador Carlos IV de Bohemia: una independencia, es decir, obtenida mediante la diplomacia y no con las armas. El símbolo de la opresión extranjera pisana fue la fortaleza de Augusta, que se encontraba en el gran territorio entre Cortile degli Svizzeri y Piazza Napoleone. La Augusta era tan odiada que el primer acto popular de los luqueños, una vez recuperada su libertad, fue arrasarla completamente”.

“No es casualidad que Lucca se haya ganado la extraña (para la época) definición de ‘pequeño y pacífico Estado de Lucca’. La gestión de la cuestión del protestantismo también fue pacífica, ya que durante décadas se había extendido tranquilamente dentro de las fronteras del estado de Lucca. (Los protestantes, por ejemplo, eran familias importantes en la ciudad). Con el inicio del Concilio de Trento en 1545, debido a las delicadas relaciones diplomáticas con el papado, la ciudad tuvo que afrontar la cuestión religiosa: Lucca rechazó la presencia de la Oficina de la Inquisición, lo que habría acarreado torturas y sentencias sangrientas, y optó en cambio por una resolución más moderada que evitó guerras civiles internas y desestabilización política. Pero que el alma de la ciudad es una concentración de paz y armonía lo demuestra la propia transformación de las Murallas, símbolo de Lucca, encargada por Elisa Bonaparte a principios del siglo XIX: ya no son un lugar de fortificación o defensa, sino un parque urbano de socialización, encuentro, paseo y belleza desde hace más de dos siglos”.

“Un ejemplo positivo que hoy – concluye el Partido Demócrata -, en una época marcada por las guerras, podría haber puesto de relieve el proyecto político, diplomático y cultural que ha caracterizado la historia de Lucca en su naturaleza de Estado no belicista, conectando también con contemporaneidad, en lugar de centrarlo todo en la espectacularización de los carruseles militares, los asedios de ciudades, los juegos de espadas y de cañones realizados por el Lucca Historiae Fest”.

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