Inter y Milán, un estadio para dos. Nueva propuesta, viejas dudas

Inter y Milán, un estadio para dos. Nueva propuesta, viejas dudas
Inter y Milán, un estadio para dos. Nueva propuesta, viejas dudas

El entusiasmo es otra cosa. Alessandro Antonello en un lado, Paolo Scaroni Y Giorgio Furlani en el otro. La dirección del Inter y del Milán se sentó, escuchó e informó a sus respectivos dueños. Sobre este tema, la propuesta de WeBuild relativa a la posible renovación de San Siro. Formalmente, la empresa lo presentó al alcalde de Milán, Giuseppe Sala, quien luego lo comentó con discreto optimismo.

El plan, por lo filtrado hasta el momento, prevé la remodelación de las instalaciones en tres años de obras, durante los cuales se reducirá el aforo pero de forma limitada, en la medida de lo posible. Fue el principal pedido de los clubes, que actualmente se están tomando tiempo y quieren estudiar la idea, y al menos fue tenido muy en cuenta. Habría que actuar por sectores para evitar deslocalizaciones y, sobre todo, minimizar el descenso de la venta de entradas, que en las últimas temporadas ha permitido a ambas compañías tener cifras muy respetables incluso en el panorama europeo.

Inter y Milán, como se mencionó, aún no han anunciado ni disponibilidad ni cierre. Se entenderá más en una futura reunión, aún por programar, en la que WeBuild responderá a las preguntas de las empresas. Las dudas son más o menos las mismas, no todas ni sólo ellas. Porque en los próximos meses San Siro será escenario de ceremonias vinculadas a los Juegos Olímpicos de Invierno, y también es candidata a albergar la final de la Liga de Campeones. ¿Eventos compatibles con las obras anteriores? Es una respuesta que, de hecho, no se debería dar a los clubes milaneses sino también a las instituciones implicadas. En cuanto al Ayuntamiento, la apreciación no sorprende: San Siro sin el Inter y Milán se convertiría en una catedral en el desierto y la renovación hasta la fecha es la única hipótesis alternativa frente a la fuga de los dos clubes hacia Rozzano y San Donato Milanese. Estas soluciones, para cerrar el círculo -virtuosas o viciosas, ya veremos- tienen el defecto, además de sus respectivas dificultades logísticas, de tener costes exponencialmente mayores para los propios clubes. Un motivo no menor para no descartar la idea de rehacer el Meazza, en lugar de abandonarlo.

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