Dormitorios al aire libre no lejos del centro. Zonas y jardines en desuso transformados en espacios para dormir, comer, lavarse y pasar el día. La otra cara de Como, que convive con la cara brillante de la ciudad turística relanzada en todo el mundo y compartida en millones de fotos y selfies. Un problema que ciertamente no es nuevo, pero que nunca se ha resuelto y que, de hecho, ha empeorado con el tiempo, con un número cada vez mayor de zonas abandonadas, incluso en el valle y hasta el corazón de la capital de Como.
En via Regina Teodolinda, el supermercado abandonado es un campamento. Ahora es difícil incluso intentar acercarse al antiguo supermercado. Los “inquilinos”, si se les puede llamar así, no quieren que los focos se centren en ese dormitorio al aire libre y no tienen reparos en amenazar a cualquiera que intente documentar la situación. “Te romperé la cabeza”, repite la amenaza mientras blande un palo.
La situación en via Regina es una de las más llamativas, pero ciertamente no la única en una ciudad que es cada vez más un dormitorio para personas sin hogar. Avanzando hacia el centro y la ciudad amurallada la situación no cambia. Ya sean edificios históricos o avenidas y jardines, ya no existen límites en el uso de espacios para dormir o acampar.
Algunas zonas se convierten en dormitorios por la noche.
Las dos caras de una ciudad que, por un lado, atrae a turistas de todo el mundo pero, por otro, es incapaz de responder a una situación que ahora está fuera de control y bajo la mirada de todos.
