Cuando un barco de 100 millones de dólares hundió a otro de 13 mil millones de dólares

A veces, un extraño logra registrar un éxito inesperado, lo que debería hacerte pensar. En 2005, durante un ejercicio de la Armada de los EE. UU., el submarino diesel-eléctrico sueco HSMS Gotland penetró las defensas del grupo de portaaviones USS Ronald Reagan, atacando con torpedos simulados varias veces en el transcurso de dos años. Esta alarmante hazaña puso de relieve la vulnerabilidad de los portaaviones frente a submarinos más baratos y sigilosos.

HSMS Gothland

-El Gotland, que costó sólo 100 millones de dólares y estaba equipado con motores Stirling, resultó casi silencioso ante los sonares enemigos. El incidente pone de relieve la continua relevancia de las estrategias antisubmarinas, especialmente a medida que aumentan las tensiones con China.

Los portaaviones son los buques de guerra más caros que existen. El portaaviones más avanzado del mundo, el USS Gerald R. Ford, tiene un precio de 13.000 millones de dólares. Aunque es el extremo del espectro, este precio no está muy lejos del coste medio de un portaaviones, que oscila entre 5.000 y 9.000 millones de dólares.

El elevado coste pone de relieve la importancia estratégica y operativa de los portaaviones. Los portaaviones pueden proyectar poder y política exterior como pocos sistemas de armas en el mundo. De hecho, el portaaviones se utiliza como herramienta para proyectar el poder de un país en el exterior.

Dada esta particular importancia, un portaaviones suele ir acompañado de un grupo de ataque más o menos numeroso que acompaña a los barcos que tienen la tarea de repostar combustible, escoltar y proteger al vehículo principal. Normalmente se trata de destructores y fragatas, muchas de las cuales se especializan en la caza de submarinos, lo que crea una protección de múltiples capas, teóricamente insuperable.

Grupo Naval Ronald Raegan

Imagínese si un submarino barato pudiera de alguna manera atravesar las defensas de un portaaviones y hundirlo. Aunque se trata de un escenario hipotético, ocurrió durante un ejercicio a gran escala, cuando un submarino sueco logró “hundir” un portaaviones estadounidense.

Una gran sorpresa: portaaviones de la Armada estadounidense contra submarino sueco

En 2005, la Marina de los Estados Unidos llevó a cabo un ejercicio de guerra antisubmarina a gran escala frente a la costa oeste. Como parte del régimen de entrenamiento, los planificadores enfrentaron al pequeño HSMS Gotland sueco contra el portaaviones USS Ronald Reagan y su grupo de batalla.

Para sorpresa de todos, aunque quizás no de su tripulación, el HSMS Gotland logró penetrar las capas antisubmarinas que protegían el portaaviones, incluidos los helicópteros y destructores que buscaban explícitamente al submarino, y realizar varios “impactos” de torpedos simulados. Los planificadores concluyeron que el USS Roland Reagan se habría hundido o sufrido daños importantes si el ejercicio hubiera sido real.

Para empeorar las cosas, el HSMS Gotland, un pequeño submarino diésel, pudo replicar su hazaña varias veces en el transcurso de dos años, lo que provocó alarma en la comunidad naviera. Si un submarino pequeño y barato lograra hundir un portaaviones multimillonario protegido por varias capas antisubmarinas, ¿podrían los submarinos chinos o rusos paralizar a la Armada estadounidense en caso de conflicto?

Submarino clase Gotland

El submarino sueco costó sólo 100 millones de dólares, una fracción de los 4.500 millones de dólares del USS Ronald Reagan, sin incluir el precio del grupo de batalla completo. Además, los submarinos diésel pueden ser más baratos que los de propulsión nuclear, pero son mucho más nerviosos y pueden permanecer bajo el agua durante un período de tiempo más corto. Sin embargo, HSMS Gotland utilizó motores Stirling, inventados a principios del siglo XIX, que hicieron que el submarino fuera casi completamente silencioso para los sonares enemigos y, por lo tanto, invisible incluso para un portaaviones.

El éxito del submarino sueco fue tan profundo que la Armada estadounidense lo alquiló para probar cómo contrarrestar tales amenazas.

A medida que la competencia aumenta hasta casi la paridad con China y Beijing busca afirmar su poder en el Indo-Pacífico, especialmente a través de la fuerza naval, las lecciones del pequeño HSMS Gotland son aún más relevantes.



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