“No debería haberse subido a esa ambulancia”

“No debería haberse subido a esa ambulancia”
“No debería haberse subido a esa ambulancia”

Un profesional que intenta hacer su trabajo pero que se encuentra en el centro de una historia controvertida, donde la filantropía y la disponibilidad para ayudar pueden resultar contraproducentes, como en el caso de Giuseppe Lorusso y su “misión” de alerta médica.

Historia

El pasado sábado, fuera del horario laboral, recibió una llamada del 118 de Candela, que no tenía enfermera a bordo. Un código rojo que requería la máxima urgencia y la presencia de un médico para intentar reanimar a un paciente con inicio de infarto. Lorusso no duda ni un segundo y corre al lugar informado para brindar ayuda. Como no había médicos de urgencia, Lorusso se sintió obligado a intervenir. Entre otras cosas, la ambulancia no estaba equipada (debido a un fallo) con el dispositivo electrocardiográfico que, a pesar de los informes de los operadores, aún no había sido puesto en funcionamiento. El paciente es estabilizado y se evita lo peor, pero aquí no termina la historia de un rescate con final feliz, sino que comienza la desventura de Lorusso.

La historia

Una historia de servicios de emergencia y salud a remodelar que también termina con una burla al médico de urgencias. «Cuando llegamos al lugar no solo faltaba el electrocardiograma sino también la enfermera. Por eso tuve que administrar medicamentos convencido de las hipótesis diagnósticas”, afirma Lorusso, que añade “Después de la llegada de la ambulancia de Ascoli Satriano con la enfermera a bordo, se inició el proceso de centralización del paciente hacia el hospital. Dada la limitada cobertura telefónica, decido subir a la ambulancia y prestar mi servicio al paciente, pero cuando llego a Foggia la broma se acaba. El centro de operaciones (que me había pedido que interviniera) y el sindicato me reprendieron recordándome que ese no es mi trabajo”.

La conclusión

Se llama a la guardia médica para verificar los códigos blanco y verde, pero esto no debe impedir que un médico (en una situación evidentemente difícil) intervenga para salvaguardar una vida humana. «No me interesan los elogios ni las notas de mérito, intento a mi manera responder plenamente al juramento que hice cuando decidí ser médico. Mi mayor honor es ver sanar a un paciente. Lo haría todo de nuevo, porque la vida existe más allá del protocolo”.

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