Veredicto anulado en el tribunal. Sexo en el cuartel, soldado absuelto. Había recogido a una chica

Veredicto anulado en el tribunal. Sexo en el cuartel, soldado absuelto. Había recogido a una chica
Veredicto anulado en el tribunal. Sexo en el cuartel, soldado absuelto. Había recogido a una chica

Ese puñado de minutos calurosos en el cuartel les había traído problemas a ambos. Para ella, que tras una denuncia por una agresión sexual considerada completamente inventada, se encontró con una condena en primer grado de un año y cuatro meses por calumnias. Y para él que en primera instancia se había encontrado con una condena de 11 meses por falsificación y estafa. Al menos hasta el viernes por la tarde, cuando el Tribunal de Apelación de Bolonia, reformando la sentencia anterior, absolvió al militar, un oficial seleccionado de más de cincuenta años, de origen napolitano, que entonces prestaba servicio en la estación principal de Rávena y luego estaba destinado a otra ciudad – con varias fórmulas (por lo tenue del hecho y porque el hecho no existe). También se le revocó la pérdida de rango debido a la destitución. La defensa, el abogado Enrico Ferri, se declaró muy satisfecho con el resultado del proceso: “Es lo que hemos apoyado desde el principio”, destacó basándose en el sustancial documento de apelación.

Esta historia, que parece salida de la pluma de un escritor medieval, se materializó silenciosamente la noche del 10 al 11 de enero de 2017. Unos minutos después de medianoche (exactamente a las 0.06), el soldado se presentó con dos chicas en la puerta de la comandancia provincial de viale pertini. Y le dijo al guardia que tenía que subir con ellos por motivos laborales: tanto es así que en el registro quedó anotada la palabra ‘info’ seguida del apellido del policía. Todo permaneció en secreto hasta que la mujer en el centro del caso, una residente de la zona de 40 años, regresó a ese mismo cuartel el 6 de noviembre: esta vez para denunciar una agresión sexual, diciendo que había conocido al hombre de 54 años. soldado de un año en un club justo antes de subir a su oficina; y explicando que sólo había venido porque se suponía que ese policía debía entregarle un papel a su amiga con ella.

El testimonio de la amiga es completamente diferente: en su opinión, fue la mujer de 40 años quien provocó al policía, cuya única intención era mostrarles la oficina y comenzar la relación que se había desarrollado ante sus ojos. Sólo uno de los ladrillos que el 5 de mayo de 2021 habría empujado al juez de instrucción Andrea Galanti a condenar al hombre de 40 años “por haber orquestado con indudable, pero cojera maestría, un escenario que al principio parecía creíble y fiable” ( estamos aquí esperando la apelación). Pero volvamos a aquella fatídica noche en el cuartel: a los pocos minutos (exactamente a las 0.20) todos estaban fuera. Y aunque no hubiera habido violencia sexual, según la acusación, el soldado había cometido varios delitos durante esa caliente salida suya: en primer lugar, había atestiguado la necesidad de realizar un servicio fuera del horario de oficina: y esto le había valido una hora extra por la noche equivale a 15,84 euros. Pero sobre todo las excusas dadas para dejar entrar a las dos mujeres habían engañado al colega de la entrada. Ahora, sin embargo, el escenario criminal ha cambiado.

Andrea Colombari

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