Un estudio reciente muestra los efectos de la crisis energética de 2022 en las inversiones en tecnologías verdes, confirmando que la variable precio tiene un papel crucial en la aceleración de la transición energética.
La crisis energética de 2022 fue causada en gran medida por la invasión rusa de Ucrania, que provocó un aumento sin precedentes de los precios de la energía, especialmente del gas natural. Este conflicto ha desestabilizado los mercados energéticos globales, provocando una revisión de las políticas y prioridades energéticas en varios países. En Europa, los precios del gas natural se duplicaron entre enero y agosto de 2022, y los precios mayoristas de la electricidad superaron los niveles de enero de 2018 hasta 12 veces en algunos países.
Los crecientes precios de los combustibles fósiles han empujado a países y empresas a buscar alternativas más sostenibles y seguras. Esto ha llevado a una aceleración en la adopción de tecnologías verdes, como las energías renovables y los vehículos eléctricos. Un estudio de Paulo Bastos, Jacob Greenspon, Katherine Stapleton y Daria Taglioni publicado recientemente por CEPR nos lo recuerda. La demanda de tecnologías de mitigación del cambio climático ha aumentado significativamente, con un aumento de las ofertas de empleo en los sectores industriales involucrados, especialmente en Europa. En particular, se ha producido un fuerte aumento de las vacantes en los sectores vinculados a las energías renovables, los vehículos eléctricos, la eficiencia energética y la generación y almacenamiento de electricidad.
En 2022, la capacidad de generación de energía renovable aumentó en 295 GW a nivel mundial, con la energía solar fotovoltaica aumentando un 22 % y la eólica un 9 %. En China, la inversión en energía solar ha sido tres veces mayor que en el resto del mundo combinado. Europa y Estados Unidos también han experimentado un crecimiento significativo en energías renovables gracias a políticas como el plan REPowerEU y la Ley de Reducción de la Inflación.
Lo que sucedió después del shock de los precios de la energía, concluye el estudio de Bastos y sus colegas, nos recuerda la eficacia de la variable precio para acelerar la adopción de tecnologías verdes por parte de las empresas y cambiar los hábitos de los consumidores. Una especie de elogio al impuesto al carbono.
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