El general Vitagliano asciende a jefe de la Legión Friuli-Venezia Giulia

Hijo de un artista – su padre, el coronel Tommaso Vitagliano, se ocupó del “crimen de Olgiata” en Roma – el General de los Carabineros Gabriele Vitagliano tiene a los Carabinieri en su ADN. Así se ha visto -plásticamente- en estos escasos dos años que ha dirigido la Comandancia Provincial de Florencia: cargo que abandona poco después de ser ascendido al mando de la Legión Carabinieri Friuli-Venezia Giulia.

Nacido en 1969 en Piamonte, formado en la escuela secundaria clásica y haciendo carrera en el entorno militar, primero en la Academia Militar de Módena y luego en la Escuela de Oficiales Carabinieri de Roma, el general Vitagliano se licenció en Derecho en la Sapienza de Roma y en Ciencias. de seguridad interior y exterior de la Universidad de Tor Vergata. Se distinguió en el Istituto Superiore di Stato Maggiore Interforze (ISSMI) de Roma, importante centro de estudios de las Fuerzas Armadas.

¿Por qué recordar todo esto? Porque es precisamente todo esto -incluida su vida que lo llevó, de joven, a seguir a su padre en viajes de negocios- lo que marcó su acción de liderazgo. Cortés con todos, el primero en saludar a sus subordinados, Vitagliano fue – en Florencia – un querido oficial por su personal: cuando fue el caso se expuso, personalmente, para defenderlos. Y siempre dejaba la puerta de su oficina abierta para cualquiera que quisiera hablar con él. Esto no significa que, en estos dos años de mando, no haya tomado decisiones muy contundentes allí donde era necesario, incluso si una cierta “conveniencia política” le hubiera sugerido lavarse las manos.

hombre que sabe el mecanismo de investigación – ocupó puestos de investigación en Messina y en la provincia de Nápoles – y en el complicado universo de la Comandancia General de Roma (era, por ejemplo, jefe de la Oficina de Logística) – El general Vitagliano se encontraba en un momento muy delicado en la ciudad que estaba cambiando los jefes de la Fiscalía, la Prefectura y la Fiscalía General. Y el Palacio Vecchio. Desde el punto de vista institucional -como dicen quienes allí trabajaron- su aporte nunca faltó.

Diplomático pero también pragmático, el general Vitagliano tuvo otro gran don: el de humanidad. De hecho, en poco menos de dos años logró ganarse -sin perder nunca un ápice de su personalidad- el respeto de sus interlocutores institucionales. Y, sobre todo, se abrió paso en una ciudad bastante complicada como Florencia. En su lugarllega en unos dias General Luigi De Simone.

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