El gas natural sintético, un importante aliado para reducir el efecto invernadero

El gas natural sintético, un importante aliado para reducir el efecto invernadero
El gas natural sintético, un importante aliado para reducir el efecto invernadero

Para 2050, la Unión Europea se compromete para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un porcentaje entre el 80 y el 95%. El objetivo es particularmente ambicioso, también porque se espera alcanzar niveles inferiores a los registrados durante 1990. Los pilares sobre los que se basará la transición energética de Europa son la energía eólica y solar.

El camino que decidió tomarunión Europea es preciso y está bien definido a día de hoy. El cese de las calderas de gas, que llegará en 2029, es sólo el primer paso: ya está lista otra restricción que afecta directamente a la Reglamento europeo sobre gases fluoradosque desafiará el mercado de aires acondicionados, equipos de refrigeración, protección contra incendios y bombas de calor.

Intentemos averiguar qué soluciones existen para intentar reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Energía gaseosa, la importancia del almacenamiento

Una de las cuestiones más importantes para el suministro ininterrumpido de energía en el futuro está determinada por la acumulación de exceso de electricidad. Gracias a un proyecto financiado por la Unión Europea se han desarrollado tecnologías innovadoras basadas directamente en la electrólisis, que permite convertir la electricidad procedente de la energía solar y eólica en gas natural sintético, fácilmente acumulable. Estamos hablando de un producto altamente eficiente y ecológico.

Utilizar energía para producir gases energéticos, como por ejemplo hidrógeno y metano, es una idea sin duda antiguo. Pero está volviendo a estar de moda en los últimos meses. Básicamente, estos portadores de energía, en forma gaseosa, garantizan una solución óptima para el almacenamiento de fuentes primarias, que se utilizan para producir energía cuando disminuyen los picos de viento o hay poca luz solar.

Uno de los primeros pasos a dar en este sentido consiste en la producción de hidrógeno sintético a partir de agua y energía renovable mediante electrólisis. El hidrógeno renovable puede convertirse en metano -uno de los principales ingredientes del gas natural- u otros hidrocarburos que se añadirán en pasos posteriores de la electrólisis.

El siguiente paso es utilizar una reacción de desplazamiento de gas agua para convertir el CO2 en monóxido de carbono. En este punto es necesario mezclar el monóxido de carbono con CO2 para producir gas sintético. Posteriormente, el gas se conduce a un reactor catalítico para obtener hidrocarburos.

Batería, una mejor solución

La solución analizada hasta ahora -que deriva de un proyecto desarrollado por Electrogas hace unos años- constituye una alternativa válida para su uso en sistemas energéticos no conectados a la red. Las baterías a menudo no pueden almacenar energía a un costo asequible para compensar las fluctuaciones mensuales.

El proyecto que acabamos de analizar, si se lo compara con las centrales hidroeléctricas de almacenamiento por bombeo, tiene menores costos de inversión. Pero sobre todo no tiene repercusiones sobre el medio ambiente.

Hacia la reducción de los hidrocarburos

Otra presión importante proviene de Europa. la revisión de Reglamento europeo sobre gases fluorados pone en duda el mercado de equipos de aire acondicionado y refrigeración. Los que acaban bajo la lupa son los gases fluorados de efecto invernadero, entre los que se encuentran:

  • hidrofluorocarbonos (HFC);
  • perfluorocarbonos (PFC);
  • Hexafloruro de azufre;
  • trifluoruro de nitrógeno.

Estamos hablando, en pocas palabras, de gases de efecto invernadero artificiales con un alto riesgo de calentamiento global. Y que, hasta la fecha, se utilizan:

  • en equipos de refrigeración;
  • en equipos de protección contra incendios;
  • en bombas de calor;
  • en espumas;
  • en aerosoles.

Las alternativas a utilizar

El objetivo que se ha fijado la Unión Europea es Reducir gradualmente el uso de hidrofluorocarbonos a partir de 2039.esencialmente eliminando su consumo y producción para 2050.

Una de las alternativas a utilizar es el propano. Por eso la Unión Europea ha fijado fechas para la eliminación progresiva de los gases fluorados, al menos en los sectores en los que sea tecnológica y económicamente posible hacerlo. La intención es buscar alternativas válidas para la producción de equipos de refrigeración y aire acondicionado, bombas de calor y paneles eléctricos.

La Unión Europea, entre otras cosas, pretende mejorar el control del comercio ilegal de gases fluorados, permitiendo a las distintas autoridades aduaneras confiscar los gases fluorados importados o exportados en violación del reglamento.

Los gases fluorados, al menos según el Parlamento Europeo, se encuentran entre los gases de efecto invernadero más potentes y persistentes emitidos por las actividades humanas. Son mucho más nocivos que el CO2: la dispersión de los hidrofluorocarbonos en la atmósfera proviene principalmente de su uso en sistemas de refrigeración y aire acondicionado. Por este motivo se vuelve fundamental poder sustituirlos, incluso por productos artificiales, para reducir su impacto en el medio ambiente.

Lo que llama la atención es principalmente el cloro presente en el clorofluorocarbonos (CFC) y en hidroclorofluorocarbonos (HCFC). Aunque tiene excelentes propiedades termodinámicas, contribuye en gran medida a incrementar el efecto invernadero.

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