“Sí, pero ¿a qué “especialista” recurro?”

Granizada de delegaciones a los concejales municipales mayoritarios de Portoferraio.

Excepto el carioca Mattia Gemelli, destinado a la alta presidencia del Consejo Municipal.

Del listado y consideraciones (ver decreto sindical) se desprenden algunas notas iniciales:

1) El elevado número de delegaciones asignadas (33) y, en algunos casos, posible se superponen: emergencia habitacional (Giusti y Cherici), parques y áreas protegidas (Rozza y concejal Barbetti), medio ambiente (Manzi y Barbetti), turismo (Bolano y concejal Padroni), eventos (Bolano y Padroni), servicios ciudadanos/servicios sociales (Giusti y Bacci), calles, playas (Tamagni y concejal De Santi).

2) La delegación de la coordinación al personal político del Alcalde se evaluará posteriormente ya que aún no se ha constituido la oficina del personal.

3) La asignación de delegaciones tiene por objeto tratar “determinadas materias y tareas de colaboración limitadas al examen y tratamiento de situaciones particulares”. Las “situaciones especiales” no (siempre) parecen identificables, excepto en el caso de la perrera del distrito.

4) Otro propósito mencionado es la “verificación periódica de la implementación de las líneas programáticas por parte del alcalde y de los concejales individuales”. Sólo señalamos que se trata de una tarea que corresponde a todo el Consejo Municipal (art. 9 del Estatuto: “Al menos una vez al año, y en todo caso antes del 31 de julio, el Consejo verificará el estado de ejecución de las líneas programáticas por parte de la Alcalde y Concejales individuales”).

5) Otra consideración en la que se basa la delegación (se puede hacer uso de “los conocimientos que poseen algunos concejales en relación con materias concretas”) tendrá que versar con múltiples atribuciones a un mismo concejal.

6) Qué importante será entender la forma en que se ejercerá la delegación dado que el director general no tiene “la posibilidad de asumir actos de relevancia externa, ni de adoptar actos de gestión propios de órganos burocráticos”.

7) Otra cuestión problemática es la conciliación, para el director general, entre la colaboración con el alcalde y la pertenencia al Consejo, que lleva a cabo actividades de orientación y control político-administrativo. Una conciliación nada fácil que deberá “evitar una mezcla incongruente en el seno de la actividad de control”.

8) El director general no recibe remuneración alguna. Como es sabido, los concejales de la ciudad sólo reciben una tarifa de asistencia por participar en las reuniones del consejo y de las comisiones del consejo. Y aquí lo afirmamos: el importe de la tasa de asistencia, en municipios de este tamaño, nos parece realmente insignificante.

En conclusión, será en el camino que se comprenda el alcance (y la implementación efectiva) de estas delegaciones en la acción administrativa general. Por supuesto, el deseo del alcalde de involucrar a sus concejales (mayoritarios) es ciertamente positivo.
Todos esperan que, por el bien de todos, no suceda lo que se describe en la siguiente historia (con referencia, que quede claro, no sólo al ámbito político sino a toda la realidad social).

Se estaba organizando una gran celebración en el pueblo y todos debían contribuir echando una botella de vino en un barril gigantesco. Cuando comenzó el banquete, del barril sólo salió agua. Uno de los aldeanos tuvo esta idea: “Si vierto una botella de agua en este enorme barril, nadie se dará cuenta”. Pero no había pensado que todos los demás tendrían la misma idea.

Elbareport

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