«Evangelizar es crear la cultura del encuentro»

El estudio y jornada de profundización sobre el Directorio para la Catequesis organizado por laInstituto sobre el Catecismo de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, en la Universidad de St. Mary of the Lake en Mundelein, Illinois. En el seminario sobre “Evangelizar la catequesis” participaron obispos diocesanos de todo el país, jefes de Oficinas de Catequesis y directores de escuelas católicas. En las jornadas de trabajo participó también el Proprefecto del Dicasterio para la Evangelización, SE Mons. Rino Fisichella, quien habló con un informe sobre el tema: «Evangelizar la catequesis y una cultura del encuentro», subrayando la importancia del encuentro. en la evangelización.

En un contexto como el actual, de gran cambio cultural, comenzó el Proprefecto, «la catequesis y toda la acción educativa de la Iglesia deben asumir como tarea primordial la de crear una “cultura del encuentro”». Por otra parte, añadió, «cuando el Directorio para la Catequesis introduce el tema de la “finalidad de la catequesis” no hace más que volver a este objetivo fundamental: “En el centro de todo proceso catequético está el encuentro vivo con Cristo ‘”. La cultura actual, sin embargo, es una “nueva cultura”, una “cultura digital y de inteligencia artificial que determina significativamente nuestro estilo de vida”, “construida de tal manera que hace perder la relacionalidad típica de la persona”. Aunque ciertamente el auténtico “encuentro” requiere que nos involucremos en una relación interpersonal real. Esto no significa que “todo deba ser condenado como si sólo estuviéramos en presencia de elementos negativos”, porque también la esfera virtual puede ser “un momento de verdadero encuentro”.

Para hablar de “encuentro” y de “evangelización”, por tanto, “no podemos ignorar la Sagrada Escritura que es el libro del encuentro por excelencia”: “cada página del texto sagrado no hace más que expresar la belleza del encuentro entre Dios y su pueblo”. “. «Repasar los numerosos encuentros descritos en el texto sagrado – prosiguió monseñor Fisichella – nos permitiría llegar a una “teología del encuentro” que nos resultaría de gran utilidad. Pero lo que es necesario en este contexto es considerar la relación entre evangelización y encuentro. Evangelizar, en efecto, no es otra cosa que la consecuencia de nuestro encuentro con el Señor”. El Proprefecto se refirió en particular a dos reuniones. «El primer encuentro es el de Jesús con sus discípulos (…). El encuentro está determinado por el gesto primario de Jesús que “ve” y desde este encuentro visual, inmediato, casi intuitivo, se acerca a cada uno de ellos, y de aquí surge la llamada a compartir su ministerio. La elección de seguir es una gracia que se pone bajo la mirada de Jesús y su llamada personal a seguirlo”. El segundo ejemplo de encuentro, sin embargo, es el de Jesús y el joven rico, “cuya conclusión conduce desgraciadamente a la ineficacia del encuentro”.

Estos dos ejemplos nos permiten comprobar «algunas características peculiares que permiten comprender en qué consiste el encuentro y qué efectos trae a la vida de las personas. Podemos considerar inmediatamente que estamos en presencia de un encuentro cuando, en primer lugar, nos sentimos involucrados con una persona casi como si inmediatamente nos convirtiéramos en un miembro de la familia; tal es la sensación de cercanía y confianza que se percibe inmediatamente. Esta experiencia de alteridad conduce tarde o temprano a la capacidad de cambiar la propia vida.” En este contexto podemos comprender mejor «por qué el joven rico se pone triste. No tiene el coraje de salir de sí mismo para encontrarse realmente con Jesús, quien lo provoca a cambiar de vida. Ese joven no es capaz, como lo hace Pedro, de salir de su casa donde se siente protegido y seguro, mientras el apóstol se lanza a la aventura de seguir a un Maestro que no tiene ni siquiera “dónde reclinar la cabeza” (Mt 8, 20)”.

La catequesis kerigmática, como se subraya en el Directorio, subrayó monseñor Fisichella, “hace del encuentro uno de sus objetivos decisivos”. El concepto de “encuentro”, pues, adquiere un significado aún más actual y concreto en estos meses que anticipan la apertura del Jubileo ordinario de 2025, “con el que el Papa Francisco nos invita a mirar hacia la esperanza”. La esperanza, que es Cristo Resucitado, «no es un acontecimiento inesperado de nuestro futuro, sino la certeza de nuestro presente. Abrirse a la esperanza no es una fuga hacia un futuro desconocido; más bien nos obliga a mantener la mirada fija en lo esencial de la vida: nuestro encuentro con el Señor Resucitado. Una catequesis kerigmática coherente no rechaza la audacia de la esperanza, sino que la sitúa como fundamento de su acción formativa. Cuando el Directorio pretende describir las cualidades del catequista dice, entre otras cosas: “El catequista nunca deja de ser signo de esperanza para sus hermanos”.

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