“Oro y alquitrán“, péndulo de la vida. Sabatino y la ansiedad por la naturaleza

“Oro y alquitrán“, péndulo de la vida. Sabatino y la ansiedad por la naturaleza
“Oro y alquitrán“, péndulo de la vida. Sabatino y la ansiedad por la naturaleza

Casadei

Si el rasgo distintivo de Beppe Sabatino (Palermo 1961, vive entre Milán y Fano) son los peces que huyen de un mar que se ha vuelto inhóspito, en la exposición en la Galería Albani de Urbino los peces, que el artista había llamado “refugiados”, emergen del lienzo en tridimensionalidad y dialogan con las ramas secas, con los arbustos desarraigados, siempre cubiertos de oro.

Reflexionar, una vez más, sobre la identidad de un presente entre la armonía de la Naturaleza y la amenaza que se avecina. Y es la referencia a la Naturaleza, como dimensión que abarca todas las cosas, el hilo conductor de la exposición “Oro y alquitrán”, con la intervención crítica de Luca Cesari, donde la presencia humana es una evocación de historia, belleza, cultura y , en conjunto, de un declive transversal. Un eficaz corpus expositivo que parte del dualismo entre belleza y destrucción, vida y muerte, complejidad y síntesis entre memoria y futuro y se convierte en un cruce, una medida entre lo positivo y lo negativo. Oscilar entre la luz y la oscuridad como el color de los grandes lienzos de la instalación que Sabatino define como alquitrán atribuible al tema de la contaminación. Son estratificaciones, mesas monocromáticas a la manera de Rotnko, donde en ocasiones aparece una retícula como una jaula (in)visible, un color que tiene personalidad autónoma y se convierte en fundamento esencial de la obra. Cuando son las ramas y los peces dorados los que proporcionan un segundo nivel de lectura, los que revelan un posible renacimiento subrayado por la belleza, la nobleza y la fuerza simbólica del oro, un simbolismo presente en todas las culturas antiguas.

Y hay pistas doradas, una de grava alberga el único arbusto de hojas verdes de todo el recorrido, otra es azul para evocar el mar, y el tema del agua como símbolo de vida también regresa a través de la palabra agua escrita en oro, repetida como un mantra sobre el lienzo oscuro. En otra parte hay una escalera dorada sobre la que descansan dos peces dorados, excelencia de un oxímoron expresivo cada vez como huellas de la vida en un tiempo lineal, como un personaje que remite al fluir de todas las cosas, al viaje de la existencia en un. paralelismo entre ansiedad y calma, ímpetu y aceptación, denuncia de un presente complejo y esperanza de preservar y redescubrir la belleza de una Naturaleza primordial. Obras elegantes, armoniosas, impregnadas de expresividad preñada y profundidad intelectual entre la figuración, la conceptualidad y la abstracción. Sorpresa, maravilla de un arte que habla al hombre sobre el hombre, reflexión, investigación obsesiva, un diario estilístico iniciado hace años que poco a poco se enriquece y nutre de nuevas sugerencias.

Existe un profundo vínculo espiritual que une al artista con sus obras y una suerte de hacer irónico y de satisfacción con el resultado obtenido. El significado permanece, la fascinación de un lenguaje del arte que conserva algo insondable, inalcanzable que tiene sabor a misterio, produce extrañamiento. Lo que se convierte en una advertencia. Beppe Sabatino, que tiene exposiciones en Milán, Bruselas, Helsinki, Lisboa y Pekín, intenta hacerlo, consigue hacerlo con profundidad y ligereza para hacernos “amar poderosamente el mundo” como diría Mariangela Gualtieri.

Hasta el 25 de junio de 2024

de miércoles a domingo

Horario de apertura: 10.30/12.30

y 16.30/19.30

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