Detenidas dos personas por violencia contra la policía local

Después de haber descubierto, gracias a análisis de sangre, trazas de benzodiazepinas superiores a las dosis de la terapia que seguía, Isabella Lsala “ya no quería” las infusiones que le preparaba su marido Giampolo Amato, el oftalmólogo acusado de matar a su esposa con a quien estaba separando y a su suegra Giulia Tateo con un cóctel de drogas. Así lo afirmó en la sala su psicoterapeuta, Patrizia Brunori, que testificó en el juicio contra Amato, acusado del asesinato de las dos mujeres ante el Tribunal de Bolonia. La psicóloga repasó todos los pasos de la terapia de Isabel Lsala, que recurrió a ella en 2018 “para afrontar una crisis matrimonial que empezaba y que la preocupaba mucho”, debido a la aventura de su marido. La terapia continuó “hasta la muerte de Isabella Lsala”, quien tenía una sesión programada para el día siguiente de su muerte. “La señora dijo que sospechaba que su marido, que ocasionalmente le preparaba infusiones, le estaba administrando benzodiazepinas en secreto”, explicó el psicoterapeuta. Una vez que la sospecha, compartida también con sus amigas y su hermana, se hizo más concreta, tras una serie de investigaciones realizadas en febrero de 2019, “ya no quería esas infusiones”.

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