Anna Marziano, sangre, semillas y película

Anna Marziano, sangre, semillas y película
Anna Marziano, sangre, semillas y película

PÉSARO – Ya en el centro de Focus en el Festival de Nuevo Cine de Pesaro en 2022, Anna Marciano (aquí está la web oficial) vuelve a la competición con Convertirse en semilla, una obra de 10 minutos de la que es autora en todos los sentidos, desde la escritura hasta la edición. El artista italiano, que prefiere el cine, 8 mm y 16 mm, nos ofrece fragmentos de visión siguiendo la idea de la sangre en su complejidad como hilo conductor. “Hace años me propuse componer imágenes en movimiento de todo lo que germina, brilla, se abre. Era una película ligada al élan vital en todas sus formas, ligada, imagino, a la llegada de la treintena. Con el tiempo creo que la atmósfera de este proyecto se ha erosionado. Convertirse en semilla es silencioso. Silencioso como las plantas que nos rodean… Silencioso como las semillas que comencé a recolectar en los lugares por donde caminaba.”

Marziano tiene orígenes sicilianos, venecianos e ingleses. “Viajo entre Catania, Padua y Berlín y me siento ciudadana del mundo”, dice de sí misma. Las residencias de artistas fueron fundamentales en su carrera, incluida la de Ginebra con Utopiana, que le permitió desarrollar el proyecto. Convertirse en semilla.

Tiene una relación muy estrecha con la Exposición de Pesaro.

Sí, aprecio a los programadores que cuidan el concurso y se centran en los artistas también porque aquí hay ausencia de categorías, las obras se aceptan independientemente de la duración y el formato. Además, es un festival abierto al público, no hay entradas. Por eso combina vanguardia y espectadores.

Convertirse en semilla con sus diez minutos compite junto a Acción directa que dura 216.

No podemos juzgar un libro por el número de páginas y siempre he luchado por la libertad de formatos, una libertad que está permitida aquí en Pesaro.

Su película muestra la conexión entre los humanos y el mundo vegetal. ¿Cómo trabajaste este aspecto?

La película es un intento de trabajar en alianzas entre diversas formas de seres vivos. Al igual que entre los seres humanos individuales, también existe una relación entre las formas de vida. La donación de sangre expresa la violencia y el impacto de la realidad, los elementos aterradores de la vida y del vivir, pero también es una forma bruta de bondad, sin caer en la retórica. Una forma de afrontar la violencia de la existencia. La película tiene continuos movimientos de cámara, las únicas imágenes estáticas son las de las bolsas de sangre y la recolección de semillas.

La mano que recoge la semilla pertenece a una persona mayor. ¿Existe también un sentimiento de transmisión de vida y experiencia que va más allá de la biología de la procreación?

“Convertirse en semilla” concierne a todas las edades y todos deberían explorarlo. Pero es cierto que las semillas no son necesariamente procreación. Hay muchas maneras de entregarse y contribuir al mundo.

La vida de Marina Abramovic

Su película me hizo pensar en la obra de Marina Abramovic. El Vidaque estos últimos días estuvo expuesto en la Pescheria Centro Arti Visive de Pesaro, tanto para el aniversario del color rojo como para la exploración de los temas de la permanencia y la impermanencia.

La permanencia y la impermanencia me interesan mucho. El rojo, en mi trabajo, se refiere a la sangre menstrual y a la sangre venosa. La sangre lleva en sí la duplicidad de la generación y la violencia, energía vital pero también poder destructivo. Respondo a esta ambivalencia con una ontología relacional. Pero no debemos negar el impacto del poder de la vida. El rojo siempre ha tenido esta ambivalencia, tanto en el acompañamiento a los muertos como en los momentos de alegría, como en la cultura china. Trabajé con pigmentos, directamente sobre la película, la rubia tinctorum que es una raíz y tiene componentes celulares y aspecto orgánico, y ocre rojo o hematites recogido cerca de Padua donde vivo.

Ciertamente hay un aspecto pictórico en esta reelaboración de la película con otros materiales y pigmentos.

Sí, y además está en sintonía con un tema ecológico. Tengo mucho apego a la película por el calor que puede transmitir y porque sigue la luz, pero la película implica el uso de productos químicos. Tampoco es que lo digital sea ecológico comercio justo, también porque está relacionado con la sobreproducción. Busco intimidad con la película, pero filmo todo lo necesario y luego pinto el soporte.

Se formó en el Centro Experimental.

Tengo una educación compuesta, estudié ciencias políticas y filosofía, luego fotografía, ya de niño me desarrollé con mi padre. Luego en el CSC con Giuseppe Rotunno y Beppe Lanci que tenían una fuerte relación con la película. Mi tía estaba en coreografía, entonces yo también estuve involucrada en el mundo de la danza.

¿Qué es el cine para ti?

Amo el cine como aventura y como camino de investigación. Sería más fácil adaptarse a formatos y convenciones. Pero siempre he mezclado cine, documental, artes. En Fresnoy, donde estudié, interactué con artistas que venían de todo el mundo, en particular de Estados Unidos y Canadá, donde el cine experimental es fuerte y la gente trabaja directamente en la película.

¿Tienes un nuevo proyecto?

Sí, estoy en el proceso de recolectar materiales. Cuento con el apoyo del Instituto Harun Farocki con sede en Berlín.

Es productora, directora, fotógrafa, editora de tus películas. En particular, ¿cómo se trabaja productivamente?

Es como ser escritor. Ya entiendes la idea, procede por medios sobrios. Es una elección de independencia.

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