Tres jóvenes vidas destrozadas en el lugar de trabajo. Tres hombres de familia, tres maridos, tres trabajadores que salieron por la mañana para ir a trabajar a Brianza y nunca regresaron a casa. Días trágicos para los trabajadores de Brianza: un albañil de 42 años murió en Monza, en Brugherio la trágica muerte de un trabajador de 25 años devorado por las llamas y ayer, sábado 16 de junio, un carpintero de 33 años murió en Sovico. Los tres eran trabajadores que habían abandonado su país (Egipto, Gambia y Marruecos) para buscar un futuro mejor en Brianza.
Y por estas enésimas muertes de blancos, el PCI de Monza y Brianza pide un cambio de dirección inmediato. “Durante demasiado tiempo, las instituciones, los organismos de control y los propios empresarios han subestimado y a menudo han renunciado a abordar la cuestión de la seguridad y la salud en el lugar de trabajo – leemos en la nota oficial -. La precarización del empleo, la competitividad para obtener el máximo beneficio, la reducción de las inversiones productivas, la subcontratación, la financiarización de la economía determinan las condiciones para el sacrificio de miles de trabajadores cada año”.
El PCI pide una intervención más concreta de las instituciones. “Queremos una ley que reconozca específicamente la muerte y las lesiones en el lugar de trabajo. Reconocer y garantizar una adecuada compensación a las familias afectadas. Prevención de riesgos con mejores y más saludables entornos laborales aumentando y cualificando el número de inspectores”, concluye.
