La revuelta en una prisión rusa de Rostov, en el Don, es sofocada. Dos funcionarios de prisiones fueron tomados como rehenes por miembros de la organización yihadista Estado Islámico en un centro de detención. En total, seis secuestradores, reclusos pertenecientes al Isil, la rama terrorista del Sahel y en espera de juicio, fueron asesinados durante una operación especial para liberar a los rehenes, y ambos resultaron ilesos.
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Según el Comité de Investigación de Rusia, se abrió una causa penal sobre la base de pruebas del delito previsto en el artículo 206 del Código Penal ruso (toma de rehenes). Un equipo de empleados de la Oficina Central del Servicio Penitenciario Federal de Rusia se desplazó inmediatamente a la región para realizar una investigación.
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Los terroristas habían pedido un coche para escapar del centro penitenciario. El incidente se produce casi tres meses después de que hombres armados mataran al menos a 144 personas al abrir fuego dentro de una sala de conciertos cerca de Moscú en un ataque reivindicado por el grupo yihadista. Desde entonces, más de 20 personas han sido arrestadas, incluidos los cuatro presuntos pistoleros, todos de la ex república soviética de Tayikistán, un país pobre en la frontera norte de Afganistán. Rusia ha sido blanco repetidamente de ataques reivindicados por militantes de ISIS, aunque la influencia del grupo yihadista en el país sigue siendo limitada. Los medios rusos han especulado que los atacantes en el centro de detención de Rostov podrían estar entre los arrestados en 2022 acusados de planear un ataque contra la Corte Suprema en Karachay-Cherkessia, una república rusa de mayoría musulmana en el Cáucaso.
