Ph. Noticias del Vaticano
Como siempre sucede en las Cumbres del G7, el segundo día es la nada que llena el vacío entre el primer día de bienvenida y el último día de despedida.
Es hora de tomar fotografías entre los líderes, en las más diversas configuraciones: todos de pie en el verde que supone una gran transición ecológica, o en la mesa de trabajo. Para los hombres estrictamente en mangas de camisa, blanco según ordenanza. La única excepción es Modi, a quien se le permite vestir el traje nacional.
Por lo tanto, inevitablemente hay algo que llenar para el día. Giorgia Meloni tuvo una idea espectacular: invitar al Papa Francisco a hablar sobre inteligencia artificial, un tema quizás un poco alejado del corazón del Pontífice, pero perfecto para los titulares de los periódicos de todo el mundo.
Mientras los dirigentes simulan una jornada de trabajo, los sherpas siguen trabajando en el comunicado final de la Cumbre. Hay en circulación un texto de unas cuarenta páginas que debe ser estrictamente una agenda compartida por todos los participantes. Se trata de una antología bien medida para permitir que cada líder contenga un eslogan que sea considerado por la prensa de su país como prueba del gran éxito diplomático alcanzado.
Para Italia, el Plan Mattei es el lema que se ha introducido en el capítulo relativo a la cooperación con los países en desarrollo y con África. Se ha perdido una oportunidad más para explicar en qué consiste realmente el Plan Mattei, pero alimentar el suspenso mediático es parte de una cuidadosa estrategia de comunicación. ¿Por qué estropear hoy lo que se puede reutilizar mañana para evitar encontrar otro eslogan pegadizo?
La Cumbre termina hoy. Lo más probable es que no pase a la historia, como tantos otros. Pero la calidad de la hospitalidad y la cocina italiana son siempre de muy alto nivel. Mañana comentaremos el comunicado final. Y lo entenderemos si, además del glamour, también existiera la política.
