ROVEREDO IN PIANO – Un tema muy actual y doloroso fue hablado y discutido la tarde del 23 de abril en el Auditorio del Municipio de Roveredo in Piano, en presencia de un numeroso y atento público y de representantes de la asociación FIDAPA de Pordenone, organizadora del evento “La Dimensión Mujer, el mundo islámico donde la Sharia está vigente y la visión occidental”.
Entre los oradores se encuentran el activista iraní de derechos humanos Taher Djafarizad, presidente de la Asociación Neda Day, y la abogada Benedetta Cojazzi, miembro de Fidapa.
El tema fue presentado por Alessandra Turchet, quien destacó lo difícil que es también en Italia alcanzar la igualdad de género, en la que todavía se está trabajando.
La presidenta Fidapa Morena Cristofori, moderadora del encuentro, informó del compromiso histórico de la asociación desde 1930 en todo el mundo, a favor de la emancipación femenina y afirmó que, desde el punto de vista de la dignidad, no existen diferencias entre la cultura occidental y otras culturas, todas ellas dignas de ser acogidas y defendidas en sus peculiaridades y valores. El factor discriminatorio siempre ha sido causado por la teocracia y sus partidarios.
María Luisa Casucci, vicepresidenta de Fidapa, subrayó que “ser mujer puede ser una fortuna o una calamidad, depende del lugar donde se nace, de la política y la geopolítica… el velo no es sólo una prenda de vestir, un accesorio, sino la marca de sumisión decidida por los hombres”.
Taher Djafarizad dio testimonio apasionado de una sociedad, la iraní, en la que hemos pasado de un estilo de vida democrático en los años 70 a la prisión más grande del mundo actual.
Las historias de la negación de los derechos humanos, de la violencia atroz y de los horribles crímenes contra las mujeres y contra quienes apoyan su causa, en los lugares y países donde está en vigor la Sharia, realmente impresionaron a la audiencia que hizo muchas preguntas interesantes sobre la sujeto.
Benedetta Cojazzi, en su detallado informe sobre la historia legislativa de los derechos de la mujer a partir de 1874, mostró cómo en nuestro país la lucha fue larga y agotadora, teniendo además que superar el muro de ciertas declaraciones de intelectuales y estadistas del pasado, que transmitían la idea de una mujer inferior al hombre y relegada al papel de esposa y madre. Este esfuerzo, afortunadamente enfrentado en un país democrático, solo vio la violación tipificada como delito en 1990 y la “Ley de Femicidio” establecida en 2013 con la Ley 119.
“Es importante”, concluyó Cojazzi, “que la revolución comience por nosotros mismos… si quieres cambiar el mundo tienes que cambiarte a ti mismo. Aprendamos a amarnos más a nosotros mismos. ¡Estoy segura de que si las mujeres estuvieran en el gobierno, no habría guerras!”
Y, conociéndonos, sólo podemos estar de acuerdo con ella.
Antonieta María Di Paola
