Revolución de los Claveles, quién fue Celeste Caeiro y por qué distribuyó las flores a los militares. La sobrina: “Los políticos se han olvidado de ella”

Revolución de los Claveles, quién fue Celeste Caeiro y por qué distribuyó las flores a los militares. La sobrina: “Los políticos se han olvidado de ella”
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La señora de los claveles tiene 91 años y estos días vive en Alcobaça, en casa de su hija y su nieta. Celeste Caeiro entró en la historia, no sólo portuguesa, con el simple gesto de regalar una flor a un soldado el 25 de abril de 1974 en la plaza Rossio, en el corazón de Lisboa. Trabajó en un […]

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Allá dama de los claveles Tiene 91 años y actualmente vive en Alcobaçaen la casa de su hija y su nieta. Celeste Caeiro entró en la historia, no sólo portuguesa, con el simple gesto de regalar una flor a un soldado 25 de abril de 1974 en la plaza Rossio, en el corazón de Lisboa. Trabajaba en un restaurante que ese día debía organizar una fiesta para celebrar su primer año de funcionamiento: ella era la encargada de la limpieza y del guardarropa. El dueño le había pedido que comprar claveles para dárselos a las mujeres que participarían en la alegre ocasión.

La fiesta fue cancelada porque se había estallado. Revolución, pero le ordenaron ir a recoger las flores para evitar que se estropearan: “Llévalas a casa, dáselas a tu familia”. Celeste, intrigada por los extraños movimientos en las calles de Lisboa, después de recoger el claveles fue a ver qué estaba pasando. A soldado le pidió un cigarrillo. Ella respondió que no fumaba. Lo único que pudo darle al soldado fue un clavel. El soldado aceptó la ofrenda y colocó la flor en el cañón de su rifle. Celeste empezó a repartir más claveles y los soldados imitaron el gesto de su colega. Otras mujeres siguieron el ejemplo de Celeste. El levantamiento portugués del 25 de abril había encontrado su símbolo y su nombre: una Revolución de los Cravosla Revolución de los Claveles.

celeste es la dama dos Cravos. De madre española, padre que abandonó a la familia cuando ella recién nacía, trabajó durante cuarenta y cuatro años haciendo la costurerala camarera y elmozo de equipajes. Pequeña, de poco más de un metro y medio de altura, también ella fue abandonada por su marido. Ella crió sola a su hija. En el 1988 perdió su casa, destruida por un fuego en el barrio de Chiado. El fuego quemó también las fotografías de aquel memorable día. Hoy vive de una pensión de poco más de 400 euros. Una pequeña adición eleva la cifra a quinientos. Con dos tercios paga el alquiler de la casa en Lisboa. Celeste tiene dolencias relacionadas con la edad, problemas para caminar, dificultad para hablar y no ve muy bien, pero está brillante y, sobre todo, amargado.

El nieto carolina, de 23 años, estudiante de Derecho, explica los motivos de su desilusión: “Mi abuela hizo un gesto que pasó a la historia, reconocido en todo el mundo, pero los políticos portugueses se olvidaron de ella. Ninguna calle lleva su nombre, ni siquiera una placa conmemorativa. Volvemos a hablar de Celeste Caeiro cuando ocurre el 25 de abril, pero el día 26 cae el telón puntualmente. Sin embargo, el Presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, conoce a mi abuela. En los últimos días se ha vuelto a hablar de ella porque se cumple el cincuentenario de la revolución de los claveles. Esos claveles que hizo un gesto de mi abuela símbolo del 25 de abril y el fin de la dictadura, un icono de una revolución pacífica. No fuimos invitados a celebraciones oficiales y no sabemos si iremos a Lisboa. mi abuela realmente lo es amargado por cómo ha sido tratado en los últimos años.”

La poetisa del Alentejo Rosa Guerreiro Dias dedicó un poema a Celeste Caeiro, publicado en 1999. Se llama Celestial en flor. “…Tú eras el frascofuiste la tierra donde floreció el clavel y así domesticaste la guerra, una guerra que no sangró… con este gesto trajiste el gloria para un país, no eres una mujer cualquiera… eres sólo una portuguesa, una entre muchas miles, una mujer de los claveles de abril.” El edificio donde se señor restaurante donde trabajaba Celeste era renovado en 2020. En lugar del restaurante, hay ahora una oficina. En una de las paredes estaba grabado la historia de celeste caeirouna portuguesa sosteniendo un clavel llamó una revolución.

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