Depeche Mode, la reseña del concierto en Milán

Depeche Mode, la reseña del concierto en Milán
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No fui amable con Depeche Mode, que vino a San Siro el verano pasado. Mucha artesanía, muchos hallazgos ya escuchados en giras anteriores. El miedo a presenciar algo ya visto también estuvo presente anoche en el Foro de Assago. Pero Dave Gahan y Martin Gore nos hicieron pensar de nuevo con un concierto que, a pesar de tener un setlist, escenario y visuales muy similares a los de los espectáculos al aire libre, encontró su dimensión ideal en un espacio más íntimo.

Dado el enorme éxito del grupo, que no parece destinado a decaer, es comprensible que quieran tocar en estadios, pero una dimensión más íntima (si un Foro lleno como un huevo puede definirse como íntimo) permite captar muchos matices que se habían perdido en San Siro. Ves a Dave Gahan, lo escuchas y lo aprecias en cualquier situación: nació para ser líder y también lo haría bien en el Circo Massimo. Pero recordar lo conmovedores que son los coros de Martin Gore o languidecer cuando su guitarra de blues se entrelaza con el piano de En tu habitación se necesita buena acústica y, lejos de mí hablar como un audiófilo, ayer la del Foro fue muy buena.

Los dos fundadores ponen entonces su granito de arena, en muy buena forma desde todos los puntos de vista, impulsando un cuarteto en el que también figuran el multiinstrumentista Peter Gordeno y el baterista Christian Eigner, a quien sería bueno mencionar siempre, dado que tocan en vivo con la banda desde hace 26 años. Finalmente el ingrediente más importante: los trozos. Sin descuidar los del último Recuerdo Moriel más utilizado en el cartel junto con la obra maestra VioladorDepeche Mode puede contar con canciones que todos conocen, todos cantan y todos aman, clásicos de una carrera que comenzó hace 43 años.

Entonces: dimensión relativamente íntima, banda en muy buena forma y grandes piezas una tras otra. ¿Qué puede ir mal? Y de hecho todo está bien. Delante luego está Dave Gahan, el mejor frontman que ha tenido una banda de techno pop, el verdadero elemento rockero en la versión en vivo de Depeche Mode, mucho más que la guitarra de Martin Gore que, por favor, no me acuséis de traición, muchas veces no está claro. qué sonidos produce. El gran mérito de Depeche Mode en directo es el de haber llevado el rock al tecno pop (o viceversa). Después de todo, como nos recordó recientemente Jim Reid de Jesus and Mary Chain, el rock’n’roll no son sólo guitarras. Martin Gore, por su parte, se deleitó como de costumbre con las versiones en voz y piano de dos piezas del repertorio: ayer le tocó el turno a Hogar Y Amor estraño, durante el cual, si no fuimos víctimas de una alucinación, también se escuchó la voz grabada de Gahan, que mientras tanto había bajado del escenario. Es decir que, como siempre en los conciertos de Depeche Mode, no todos los sonidos son “en vivo”.

Y a medida que las piezas se sucedían, acompañadas por los visuales de Anton Corbijn (menos evocadores que el pasado y más vinculados al rodaje de imágenes en vivo) era inevitable pensar en lo bien que canciones como Despojado, que cuenta con 38 años en su haber. Treinta y ocho años antes de su estreno (1986, año de Celebración negra) era el año 1948 y la Constitución acababa de entrar en vigor en Italia. Consideraciones banales y muy boomerianas, pero realmente es una pieza que podría estrenarse hoy, a diferencia de gran parte del pop contemporáneo. El único momento que suena un poco a revival, el único que parece puesto en el cartel como puro divertimento es quizás Simplemente no puedo tener suficienteal final del cual Dave Gahan juega un poco con el público y luego exclama, embajador non porta pena: «¡Mucho mejor que Turín!», donde Depeche actuó el sábado pasado.

El cantante también encuentra tiempo para citar. Jinetes en la tormenta of the Doors (“Kraftwerk con Jim Morrison” lo resumió alguien al describir a Depeche Mode en el momento en que Martin Gore, Andy Fletcher y Alan Wilder estaban inmóviles detrás de los teclados) atenuándolo inmediatamente con el incipit de Sobreviviré. En definitiva, también hay una manera de divertirse, aunque muchos sigan manteniendo eso Recuerdo Mori significa que debemos recordar que nos espera lo inevitable, mientras Martin Gore precisó que es una exhortación a disfrutar la vida.

“Mira las estrellas, están brillando, todo está bien esta noche”. las palabras de Nunca más me dejes solo, cantadas sobre el habitual océano de armas, fueron el resumen perfecto de la velada, aunque las estrellas no fueran visibles. Y el cierre con Jesús personal, grabado a pocos kilómetros del Foro, en los Logic Studios de via Quintiliano, un acto involuntario de amor del grupo por la ciudad que los acogerá nuevamente mañana por la noche. Las entradas están agotadas, pero vimos un buen número de revendedores cerca del Foro. Mendigar, robar o pedir prestado, dicen los británicos. En definitiva, merece la pena estar ahí.

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