Recortes a los centros de verano. La víctima de la derecha que esconde la mano

Recortes a los centros de verano. La víctima de la derecha que esconde la mano
Recortes a los centros de verano. La víctima de la derecha que esconde la mano

por Jurij Bardini

La historia de los centros de verano es singular. Vemos una administración de derecha que mantiene una actitud vacilante, tartamudeante y casi pietista. Una vez que se quedaron sin fondos para la pandemia. Lo siente mucho, pero no pueden pagar las comidas de los niños en los campamentos de verano. Luego sucede que los padres recogen mil firmas en tres semanas. Mil firmas no son precisamente pocas en una ciudad que tiene poco más de setenta mil habitantes. Entre otras cosas, mil firmas recogidas sin banquetes, banderas ni apoyo organizado.

Mil firmas hechas de relaciones personales construidas a lo largo de los años, del boca a boca, de la valentía de exponerse ante amigos, vecinos, conocidos, otros padres. Y luego, ante las mil firmas, sale otro conejo de la chistera: es culpa de los ayuntamientos anteriores, es culpa del infame premio del gas, una coartada que sirve también para justificar la falta de poda del verdor de la ciudad. Ahora bien, está muy claro que si sigues esto directamente en su terreno, te volverás loco. Cada vez hay una excusa diferente, cada vez se muestra con la actitud desarmante de quien te dice que él, pobrecito, hizo todo lo posible para ayudarte pero simplemente no puede.

Pero la pregunta es: ¿por qué este derecho no concuerda con la opción de aumentar el coste de los campamentos de verano? Tiene sentido hacerlo: desde que tenemos esta administración, nos hemos alejado cada vez más del atractivo de la metrópoli que está a tres kilómetros de nosotros, en favor de la fiesta de la carbonara, las rotondas con los escudos de los municipio, los carteles que indican los nombres de los tribunales históricos en dialecto. La Liga Norte y el localismo de los años noventa, combinados con la mala cara del reciente fascio-populismo de estilo meloniano: mala cara contra las tiendas étnicas, contratación de policías evidentemente supernumerarios, inversiones de millones de euros en cámaras (pero si el dinero no hubiera corrido ¿afuera?).

Sin embargo, ante la cuestión de los campamentos de verano, esta arrogancia, esta arrogancia, este enfoque de “fuertes con los débiles” flaquea. Prevalece la apariencia del corderito engañado por los rojos que gobernaron antes, o se quedaron sin fondos por la pandemia.

La esperanza es que, después de muchos años en los que una gran parte de los ciudadanos pensaban que podían hablar con esta administración, la inconsistencia de la clase dominante local finalmente quedará clara. Millones de euros para propaganda, poco cambio para el fondo. Y mientras tanto comemos carbonara en la plaza.

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