El corresponsal del Corriere della Sera, Francesco Battistini, recuerda con gran tristeza a su primer director en el Eco di Bergamo, Gino Carrara.
“Gino Carrara era único: sólo le interesaba la fortuna del periódico, en el que consumía sus ojos, su salud, su existencia. Y él era bueno. Capacidades formidables. Rápido, incansable, preciso, profundo. Podría haber trabajado en cualquier lugar y convertirse en un gran nombre. Siempre optó por quedarse detrás del escenario, sin focos. Nunca ingenuo, nunca cínico. Sintió la soledad que a menudo condena esta profesión y la responsabilidad de una palabra de más. Fue el primer periodista de mi vida, el primer director que me contrató. Gracias”.
Cesare Malnati también lo recuerda con estima y cariño en Facebook, escribiendo:
“Para dar una idea, Gino Carrara nunca ha tenido oficina propia, excepto en la fase final de su total y constante ofrecimiento a L’Eco di Bergamo, cuando fue llamado durante 6 años para interpretar, como director, la Línea del diario según monseñor Spada, de quien fue sucesor interlocutorio ante Sergio Borsi.
Pisé el periódico por primera vez a mediados de los años setenta y había en la oficina un señor con chaqueta rigurosamente oscura, camisa blanca cerrada hasta el último botón pero sin corbata. Y escribió y escribió. Todos lo llamaban “Carrarino”. ¿Quién podría ser?, me pregunté durante mucho tiempo, sospechando que se trataba de un sacerdote o de un repartidor. En cambio “Carrarino” fue la antecámara del plenipotenciario Don Andrea.
El que fuera redactor, supe conocerlo a altas horas de la noche, cuando él y Renato Possenti, el histórico jefe de reportajes, entablaban una especie de duelo a base de miradas, silencios, suspiros y algunas bromas en dialecto según la tradición bergamasca. Bueno, han pasado 50 años, pero esos intercambios de opiniones amistosos, tácitos y nocturnos han quedado conmigo por la dosis de sentido común que los dos veteranos supieron transmitir humildemente.
Luego todo cambió, muchos de fuera se subieron al carro de los ganadores. “Carrarino” volvió a su Nembro, habiéndose retirado como muchos de los integrantes de aquel núcleo histórico que llevó al periódico al éxito en los años ochenta y noventa. “Nunca ingenuo, nunca cínico”, tienes razón, Francesco”.
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