Más de 100 años de activismo femenino en Roma – UrloWeb

Los días 2 y 3 de junio de 1946, los italianos, convocados a las urnas, decidieron que Italia, a partir de ese momento, se convertiría en una república. Fue un momento histórico fundamental en el que las mujeres, junto con los hombres, finalmente pudieron expresar su voluntad política. Pero ¿cuáles fueron las transiciones sociales, históricas y culturales que favorecieron este importante salto adelante?

En primer lugar, conocemos la existencia de un primer movimiento, que data de finales del siglo XIX, llamado Asociación Nacional de Mujeres. Este movimiento representa también la primera ola del feminismo italiano, nacido en Roma de un grupo de mujeres que provenían de realidades diferentes, pero que se encontraron unidas en la capital italiana en la segunda parte de sus vidas: Elisa Agnini, Giacinta Martina Marescotti, Alina Albani, Virginia Nathan, María Montessori y Eva De Vicentiis. Esta asociación jugó un papel clave en el aumento de la emancipación de la mujer, pero lamentablemente se detuvo con la llegada del fascismo y la llegada de la guerra. En octubre de 1917, la asociación organizó una Conferencia Nacional de Mujeres en Roma, que logró unir a todas las organizaciones de mujeres italianas activas en ese período. Así, Margherita Ancona presentó un documento sobre la situación del sufragio en Italia, destacando la necesidad de una reforma.

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En 1920, en Italia surgieron varias ramas que, con determinación, ayudaron a las mujeres a explotar todas las vías legales para disfrutar de los mismos derechos que los hombres. En esa misma época, otra etapa significativa para las sufragistas italianas fue el Club de Mujeres Romanas, que fue fundado en 1908 y se convirtió en un bastión invaluable. Un lugar de encuentros, debates y manifestaciones encaminadas a promover los derechos de las mujeres. Igualmente importante fue la sede del Consejo Nacional de Mujeres Italianas, ubicada en el distrito de Parioli. Esta institución ha jugado un papel fundamental en la defensa de los derechos de las mujeres desde su fundación allá por 1903. Estos lugares, auténticos tesoros histórico-culturales, constituyen bases imprescindibles para comprender la trayectoria del movimiento feminista en Roma.

En los años 1970 cabe destacar el nacimiento del Colectivo de Lucha Feminista (CLF). Este movimiento surgió de una mezcla de ideas y personas procedentes de los grupos de revuelta de mujeres, del colectivo estudiantil y de otros grupos feministas italianos. La sede romana estuvo primero en via Tagliamento y luego en via Pompeo Magno. En estos lugares se reunieron varios grupos con diferentes ideales, a veces no del todo alineados, pero particularmente comprometidos con informar sobre el tema de las mujeres en las escuelas, la anticoncepción, la maternidad, el derecho al aborto y las oportunidades laborales de las mujeres. Estos grupos desempeñaron un papel fundamental en la sensibilización pública sobre las cuestiones de la mujer y la promoción de un cambio social real.

En cualquier caso, las raíces de la lucha feminista en Lacio se remontan a los movimientos del siglo XX. Muchos grupos y colectivos feministas se han movido con determinación en esta región, comprometiéndose a liderar una batalla emprendedora por los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Entre las figuras más ilustres encontramos el Grupo Mujeres por la Paz, que ha luchado denodadamente contra la violencia y la discriminación de género, y el Colectivo Feminista de Roma, que desde 1973 lucha para promover el empoderamiento femenino y denunciar las desigualdades sociales. Otros lugares de gran interés son la Casa Internacional de la Mujer, fundada en 1987, y el Centro de Documentación de la Mujer, inaugurado en 1992. Estos espacios siguen siendo hoy hitos para la difusión de los derechos de la mujer y la valorización de la cultura feminista en el territorio del Lacio.

A lo largo de los años, las mujeres se han unido para protestar y exigir sus derechos, desafiando valientemente las normas sociales y buscando lograr una igualdad de género más profunda. Desde las primeras manifestaciones sufragistas de principios del siglo XX hasta las más recientes marchas con motivo del Día Internacional de la Mujer, las calles de Roma se han convertido en el epicentro de manifestaciones pacíficas, pero ciertamente no menos tenaces.

Verónica Loscrì

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