Del asesinato de Pescara al de Florencia: “Te explicaré qué hay detrás de la ola de violencia”

Del asesinato de Pescara al de Florencia: “Te explicaré qué hay detrás de la ola de violencia”
Del asesinato de Pescara al de Florencia: “Te explicaré qué hay detrás de la ola de violencia”

El domingo pasado, en Pescara, un joven de 17 años, Thomas Christopher Luciani, fue asesinado por una supuesta pequeña deuda de drogas. Por el asesinato fueron detenidos dos compañeros, ambos estudiantes de secundaria y de buenas familias. Según reconstruyó el Escuadrón Volador, los sospechosos habrían apuñalado a la víctima con 24 puñaladas y luego, tras abandonar el cuerpo en un parque, se habrían dirigido a la orilla del mar. El mismo día, en Florencia, María Teresa Chávez Flores, trabajadora social y sanitaria de 65 años, fue estrangulada en su casa. El sobrino, de 17 años, confesó el crimen tras un largo interrogatorio. Las dos terribles noticias han reabierto el debate sobre la violencia juvenil y han puesto en duda el papel de los padres en la educación de sus hijos. “La violencia es un fenómeno transversal, no sólo se produce en contextos sociales o económicos desfavorecidos”, explica a IlGiornale la criminóloga y psicoterapeuta Virginia Ciaravolo, experta en violencia contra las mujeres y los menores, con especial atención a los problemas de los adolescentes.

Dr. Ciaravolo, en su opinión, ¿estamos ante una explosión de violencia juvenil?

“Debemos señalar que la violencia no es un fenómeno de nuestro tiempo, sino que siempre ha existido. Sólo que, si antes las noticias relativas a estos trágicos acontecimientos en las noticias pasaban casi desapercibidas, con la llegada de las redes sociales se amplifican. “Es muy importante que los expertos en delincuencia juvenil y delitos juveniles presten más atención al problema de las ‘pandillas’ que pueden cometer desde pequeños robos hasta verdaderos delitos, como el ocurrido en Pescara”.

¿Qué es un paquete?

“Una manada no es más que un grupo formado por jóvenes adolescentes que actúan colectivamente y alientan comportamientos que se desvían de las normas socialmente compartidas. Casi siempre hay un líder, un seguidor y luego un espectador, es decir, la persona que presencia las acciones violentas de sus compañeros. Este último, si bien no participa activamente en la acción, es igualmente cómplice moral del posible episodio delictivo”.

¿Por qué los adolescentes “empacan”?

“La adolescencia es una edad particular, durante la cual los niños buscan su identidad fuera de la constelación familiar. Por eso, para diferenciarse de la familia y afirmar su identidad, buscan a alguien que comparta sus mismos ideales o intereses. Desgraciadamente, no siempre se trata de valores positivos y buenos principios”.

¿Existen reglas para unirse a un grupo? En caso afirmativo, ¿cuáles son?

“Para formar parte de un grupo social, y especialmente de una manada, hay que ajustarse a su lógica. Estas pertenencias pueden llevar a los jóvenes a participar en comportamientos socialmente desviados. Luego intervienen también otros factores, como la privación de responsabilidad”.

¿Que quieres decir?

“El grupo alimenta la violencia y, al mismo tiempo, atenúa ese sentido de responsabilidad individual. Al existir una forma de responsabilidad compartida, se reduce el sentimiento de culpa del individuo y, en consecuencia, también la gravedad de la acción ilícita o incluso criminal. De hecho, como también hemos visto en las noticias recientes, hay una especie de glorificación de lo que se ha cometido”.

¿Es decir?

“Denigrar a la víctima, ofenderla, como ocurrió en el asesinato del joven Tomás, nos da también la idea de la desinhibición que sienten los jóvenes ante la muerte. Como si fuera un juego y la víctima fuera un personaje de videojuego. “

¿Cómo se explica la violencia en contextos familiares social y económicamente estables?

“La violencia es un fenómeno transversal, no sólo se da en contextos sociales o económicos desfavorecidos. Lo que marca la diferencia es el bienestar emocional y la educación emocional dentro de la familia. Durante la adolescencia, los niños necesitan liberarse de sus padres, pero si el adulto tiene un ojo atento, si vigila y acompaña al niño en su camino de crecimiento, puede evitar derivas comportamentales peligrosas”.

¿Es siempre válido el paradigma de “padres ausentes-hijos violentos”?

“El paradigma se aplica a todo, desde el bullying hasta los episodios más graves. Pero, ojo, estamos hablando de padres ausentes emocionalmente y no físicamente. Porque garantizar el bienestar económico de sus hijos no nos alivia, y yo Hablamos también, como madre, de la responsabilidad de velar por su educación emocional. Debemos enseñar a nuestros hijos la empatía y el respeto por los demás, antes que cualquier otra norma de buen comportamiento”.

¿Cómo puede un padre evitar cualquier cambio de comportamiento en su hijo?

“Hay una cosa que no cuesta casi nada pero es fundamental: la comunicación. Hablo de preguntas sencillas: ‘¿Cómo estás?, ¿Hay algún problema? ¿Estás contento?’. Son pequeñas preguntas que pueden abrir grandes espacios”. para la discusión entre padres e hijos.”

¿Qué puede hacer un padre cuando se enfrenta a un niño que se ha perdido?

“Detente y reflexiona, repara tu vida y los errores que hayas podido cometer incluso inconscientemente. Entonces necesitas pedir ayuda y no rendirte”.

Piensa que los chicos podrían hipotéticamente estar involucrados en hechos graves

¿recuperado?

“Estos niños pueden y deben salvarse. Es nuestro deber educarlos y reintegrarlos a una sociedad sana. Soy optimista y creo firmemente en el cambio. Repito: la clave de todo es la comunicación”.

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