Migrantes, Parma primero en la región

«Ya no sé cómo decirlo: en lugar de aumentar dramáticamente, la inmigración es estable, incluso ligeramente decreciente, y la solicitud de asilo no es el motivo principal de quienes llegan. Pero la falsa representación del fenómeno migratorio influye en las decisiones que tomamos.” En grandes y pequeñas formas, desde el Gobierno hasta comunidades individuales como la de Parma: Samuele Molli, sociólogo e investigador de la Universidad de Milán, que analizó lo que surge del Dossier Estadístico de Inmigración 2023 en un encuentro organizado en la Provincia por Cisl y Anolf, Parma lo sabe bien.

El dossier ha sido realizado por el Centro de Estudios e Investigaciones Idos en colaboración con el Centro de Estudios Confronti y el Instituto de Estudios Políticos San Pio V: fotografía los flujos y las presencias en Italia, las “leyes” por temas – del trabajo a los derechos, de visas a familias, hasta el punto de la irregularidad, y luego las rechaza región por región. Y en Emilia Romaña – leemos en el capítulo promovido por Cisl y CGIL – Parma mantiene su primacía: la de la provincia con mayor incidencia de extranjeros sobre los residentes, es decir, el 15,1%, con un aumento del 2,3% respecto a 2021.

Si profundizamos en los datos, algunos de los estereotipos citados por el sociólogo ya están siendo desmentidos: el 50,4% son mujeres; de los 48.265 residentes extracomunitarios de un total de 68.298, el 69,1% están catalogados como de larga estancia; los que llegan lo hacen por trabajo en el 23% de los casos, en el 49,8 es por reunificación familiar, el 16,8% de las personas tienen derecho a protección (un gran número son refugiados ucranianos) y el 3,6% son solicitantes de asilo. Además, la tendencia regional dice que las comunidades más grandes son rumanas (en crecimiento), marroquíes y albanesas.

Por otra parte, Angela Calò, secretaria general adjunta de CISL Pama Piacenza, ya había invitado en su introducción a distinguir entre percepción y realidad. Combinado con el de dejar de pensar en “normas de emergencia cuando el fenómeno existe desde hace veinte años”. Como se mostró sincero Nabila Mhaidra, nueva presidenta de Anolf Parma: «Hoy la palabra inmigrante suscita una sensación de inseguridad que es una reacción visceral y no ayuda a quienes deben y quieren integrarse».

Otra cifra la aporta el concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento de Parma, Ettore Brianti: «Estamos en primer lugar en porcentaje de inmigrantes a nivel nacional: significa que esta provincia nos acoge. Sin embargo, los problemas de integración persisten y es preocupante desde el punto de vista cultural”. «Las instalaciones de acogida como el centro temporal de Martorano (en contenedores, gestionado por Protección Civil en nombre de la Prefectura, ndr.) no son buenas pero no es fácil encontrar alternativas. A nivel gubernamental llegan pocos fondos, asignamos algunos porque creemos que este es el futuro, no “nosotros contra vosotros”: combinando acogida, formación y trabajo, Parma puede ser un laboratorio para probar políticas de inmigración concretas que funcionen”.

Ahora se ha confirmado la tesis de la necesidad de la inmigración – “inmigración positiva”, tal como la define el presidente del Ayuntamiento de Parma, Michele Alinovi – para responder a las necesidades de mano de obra de las empresas italianas. Un tema que también está asociado al de la caída de la tasa de natalidad. «Pero es el enfoque de una empresa de comercio electrónico: mueves paquetes. O cuando decimos que se necesitan 200 mil en agricultura, hablamos de kilos de mano de obra – comenta el presidente de la provincia Andrea Massari -. Deberíamos pensar, en cambio, que quienes llegan tienen un proyecto de vida y quieren mejorar su condición, como todos nosotros”. Al regresar al lugar, invita «al sentido de responsabilidad: más de la mitad de los municipios nunca han gestionado a un solo refugiado en 20 años. A falta de una política nacional, todo queda a la discreción del alcalde de cada comunidad. Y esa no es la solución”. La necesidad más urgente es la vivienda. Porque ese trabajo es posible es lo que se desprende nuevamente del Dossier. «Hay 2,5 millones de extranjeros ocupados que generalmente trabajan en los empleos de las “5 P”: pesados, peligrosos, mal remunerados, socialmente penalizados, precarios. Mientras tanto, el informe CISL nos dice que no existe una cadena de suministro agroalimentario Made in Italy en la que los inmigrantes no sean relevantes”, explica el sociólogo Molli. Quien luego subraya las 8 amnistías en 24 años (“puntuales como el Mundial de fútbol”): “Llegan cuando las empresas señalan la necesidad de regularizar su plantilla. El 70% de los extranjeros presentes habitualmente en Italia han pasado por un período de irregularidad: por culpa de políticas de entrada mal reguladas, de los largos plazos para obtener la renovación del permiso de residencia. O el problema de los visados”. La jefa de la sección de refugiados y solicitantes de asilo de la Oficina de Inmigración de Parma, Marta Munafò, lo deja claro. «Viajar no es fácil para quien no nació en el país correcto: existe el apartheid de pasaportes. Quien es italiano tiene 134 países disponibles para entrar sin visa, para un somalí, un afgano o un sirio sólo 3 o 4: para ellos es imposible viajar legalmente. De ahí los barcos, los contrabandistas, la ayuda en el mar, el puerto seguro.” En el panorama que ofrece de la legislación existente, afirma que el “Dossier” debería ayudar a los profesionales a abordar la cuestión “con pragmatismo y no con emoción, mirando al futuro con previsión”. Y mientras tanto, plantea serias dudas sobre la aplicabilidad real del acuerdo Italia-Albania para desviar allí a ciertos tipos de inmigrantes”.

Un ejemplo concreto de viabilidad lo da el presidente del Cna Parma, Paolo Giuffredi. Habla de esos 13 chicos extranjeros que participaban en un curso de carpintería metálica que incluía el estudio de la lengua italiana y prácticas en empresas, y que tenían la única carga de conseguir un trabajo de duración determinada para poner a prueba sus habilidades. «Hoy están todos trabajando y hemos solucionado 26 problemas de una vez: los de ellos y los de las empresas».

Chiara Cacciani

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