Inzaghi e Inter negocian la renovación: la situación

Periodista

20 de junio – 11.35 h – MILÁN

Servirá. Pero los tiempos cambian. Porque el trabajo realizado no fue suficiente y se necesita más. La renovación de Simone Inzaghi está ahora en stand by: todavía no hay acuerdo económico entre las partes, tras la cuestión ya abordada sobre la duración. El fichaje que parecía inminente hace dos semanas ha quedado aplazado. Llegará, pero en este momento, salvo cambios de programa que hoy no son concebibles, apenas antes de la reunión y del inicio de la próxima temporada.

la situación

En resumen, todavía queda algo por hacer. Y es necesario conciliar las necesidades del Inter, que no puede ir más allá de ciertos parámetros, y las de Inzaghi, que por su parte quiere ver reconocido su estatus tras un campeonato dominado y el Scudetto ganado. Aunque el entrenador hubiera preferido un plazo más largo, es decir, 2027, y que en cambio el club quiere proceder progresivamente, considerando suficiente 2026, la cuestión que requiere más tiempo y nuevas reuniones es la puramente económica. El club nerazzurri no puede ir más allá de los 6,5 millones en salarios, que se alcanzarán también mediante algunas bonificaciones vinculadas a los objetivos y a las distintas etapas de las competiciones individuales. Inzaghi, por el contrario, empezó al menos un escalón más arriba, alrededor de 7-7,5 millones. El diálogo es constante. No hay fricción. Hay una negociación en curso que lleva algún tiempo. Es más, con el paso de los años la figura del entrenador ha adquirido cada vez una mayor centralidad, con el consiguiente aumento de los salarios. Sólo para dar una referencia: Allegri cobró un salario de 9 millones netos en su última temporada en la Juventus. Inzaghi no escapa a esta tendencia. Y no está mal decir que con el campeonato conquistado el entrenador ha entrado en una nueva dimensión, porque así es como funciona con las victorias.

ciclo

Por supuesto: se llegará a un acuerdo. Y quizás un papel importante lo jueguen -como suele ocurrir en estos casos- la cuantía de las bonificaciones y su naturaleza. El calendario probablemente será el mismo que el de la temporada pasada, cuando se alcanzó el acuerdo a principios de agosto, durante la gira del equipo por Japón. Queda una directriz que el Inter siempre ha respetado y que quiere tener presente también esta vez: la de no empezar la temporada con un entrenador cuyo contrato esté a punto de expirar. «Inzaghi no ha llegado ni a la mitad de su ciclo en el Inter», afirmó hace apenas unos días el presidente Beppe Marotta. La historia está al principio, entonces, la satisfacción es mutua y no podría ser de otra manera. Entonces la duración (2026 en lugar de 2027) también se ve afectada por el razonamiento empresarial. Si bien para los jugadores puede tener sentido pensar en plazos largos -Barella y Lautaro son los últimos ejemplos- también en términos de capitalización, para el técnico el argumento no funciona. Este es el concepto que el Inter trasladó a Inzaghi. Ahora se trata de llegar a un acuerdo en el aspecto puramente económico. Y luego centrarse en el objetivo que a todos les importa: extender la racha ganadora en Italia y jugar para Europa hasta el final. El hambre nunca es suficiente.

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