“El teléfono llama al Municipio para arreglar las tarjetas”

Siete años. Mucho ha pasado desde el terremoto que sacudió el mundo del fútbol de Prato con la investigación de la Fiscalía que involucra al ex propietario del AC Prato, Paolo Toccafondi, pero luego – a partir de las supuestas irregularidades en la admisión de las jóvenes promesas del fútbol – ha corrido como la pólvora, sacando a la luz los supuestos fraudes deportivos e irregularidades en las obras del estadio Lungobisenzio. Corría el año 2017 y el juicio aún continúa tras una primera absolución en la audiencia preliminar que luego fue anulada con un golpe al recurso de apelación. Ayer subió al estrado Francesco Nannucci, ex jefe del escuadrón aéreo de Prato, que siguió las investigaciones. Fue testigo de cargo, representado por el fiscal Lorenzo Boscagli (actualmente trasladado a la DDA de Florencia), que permaneció presente en el proceso.

Hay 18 sospechosos en total y entre los nombres destacados se encuentran, entre otros, Paolo Toccafondi por el “tráfico” de bebés futbolistas, Marco Trefoloni, ex árbitro de la Serie A por fraude deportivo, Luca Piantini (ex director del Ayuntamiento), Sandro Grassi y Giuseppe Mazzeo de Castelnuovo trabaja en la parte relativa a la obra de Lungobisenzio. El proceso, que se divide en tres vertientes bien diferenciadas, arrancó ayer con las supuestas irregularidades en la documentación necesaria para iniciar las obras del estadio. Nannucci, respondiendo a las preguntas de Boscagli, reconstruyó las llamadas telefónicas entre Grassi, Mazzeo y algunos representantes del Ayuntamiento, entre ellos Piantini, para solucionar los trámites de las obras de Lungobisenzio. Los tres están acusados ​​de falsificación de documento público por haber “creado ingeniosamente” – según la acusación – el documento de extrema urgencia que justificaba las obras en curso en el estadio pero que fue redactado bajo el control de los técnicos de la ASL. El cheque se envió después de que la policía se enterara de las escuchas telefónicas relacionadas con el tráfico de bebés futbolistas y se diera cuenta de que algo andaba mal. Piantini también está acusado de haber engañado a la investigación al presentar el documento falso a la fiscalía y de haber inducido al alcalde a cometer un error al leer un informe falso del administrador durante una reunión del ayuntamiento. Mazzeo y Grassi sólo responden falsamente. Las llamadas telefónicas interceptadas, denunciadas ayer ante el tribunal por Nannucci, demuestran cómo los acusados ​​intentaron acelerar los trabajos sin seguir el proceso burocrático normal exigido en estas ocasiones.

Laura Natoli

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