Última homilía de Betori como arzobispo de Florencia

Florencia, 16 de junio de 2024 – Última homilía del cardenal Giuseppe Betori como arzobispo de Florencia esta tarde en la catedral. 24 de junio, día del santo patrón San Juansu mandato finalizará con la consagración como obispo de Don Gerardo Gambelli.

yohomilía fue en la misa de despedida con la que finaliza su ministerio episcopal en la ciudad. En la “lógica no de los frutos, sino de la semilla, quisiera situar también mi presencia entre vosotros en estos años – dijo Betori – Años en los que, junto a la fragilidad que acompaña siempre la vida de la Iglesia, las debilidades de mi persona como quien hoy estoy aquí para pedir perdón: perdón por no haber estado a la altura de la historia de esta ciudad, especialmente de sus expectativas. Sé que, indulgente, no me negarás tu comprensión.

“No es el lugar ni el momento para hacer un balance – prosiguió – pero me gustaría compartir el espíritu y las referencias en las que he anclado mi servicio en este iglesia florentina. Y quiero hacerlo inspirándome en algunas señales.”

El primero, afirmó, “es esta catedral, un espacio grande, incluso excesivo, inmenso”, que “no necesita una plaza, porque ella misma se presenta como un espacio que acoge a toda la ciudad. No hay espacio”. de lo sagrado separado del mundo profano, sino una mirada de fe que penetra en la historia y en la vida de cada uno con espíritu de acogida y de participación. Me impresionó profundamente y traté de hacer plenamente mío este ser de Iglesia inmersa en la ciudad. dispuesta a entrar en sus espacios, en diálogo con todo.”

El segundo signo es el estandarte, la “gran bandera que resalta la cruz roja sobre un campo blanco”. Es efectivamente el estandarte del Resucitado, pero es también, para nosotros, la insignia del pueblo. Siempre me ha llamado responsable de seguir los pasos marcados juntos por Cristo y el pueblo”, “en estos años no he intentado proponer mi propio camino” sino “permanecer entre el pueblo, no separarme nunca de él, ni siquiera a costa de de frenar, evitando sacudidas, que pueden suscitar algunos aplausos pero que inexorablemente también generan lesiones”.

Finalmente, el tercer signo “esta silla, el asiento desde el cual el obispo parte el pan de la Palabra para su pueblo”, “lo que he intentado indicar en los últimos años, sin siempre conseguirlo, me parece que se dice en este asiento : medida, equilibrio, armonía, descanso, belleza, contemplación y paz son la identidad profunda, más allá de los rasgos inmediatos, instintivos, incluso polémicos y agresivos, de esta ciudad y por tanto de la Iglesia florentina, síntesis de tensiones compuestas”.

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