Los secretos del desafío, la “empatía”/2. ¿Pero los habitantes de Perugia están llamados a votar por el alcalde de la ciudad o por el presentador del próximo San Remo?

Los secretos del desafío, la “empatía”/2. ¿Pero los habitantes de Perugia están llamados a votar por el alcalde de la ciudad o por el presentador del próximo San Remo?
Los secretos del desafío, la “empatía”/2. ¿Pero los habitantes de Perugia están llamados a votar por el alcalde de la ciudad o por el presentador del próximo San Remo?
por Marco Brunacci

La pregunta es: “¿Pero los ciudadanos deben votar por el nuevo alcalde de Perugia o por el presentador del próximo Festival de San Remo?”.

Todo comienza con la elección del campo de conflicto entre los dos candidatos: el hábil estratega político de Ferdinandi elige (y logra imponer) el campo de la “empatía”. Lo cual sería una simpatía extendida a la capacidad de comunicarse, a los gestos afectuosos con las personas, al cuidado de la imagen, a la dialéctica, al desenfado, al uso del micrófono e incluso a la propensión a bailar (macarena).
La partida hacia Scoccia fue un calvario. Ferdinandi habló de felicidad y ella habló de caminos, Ferdinandi de un futuro brillante, Scoccia de un nuevo plan maestro. Un debate lunar.

Entonces Scoccia, después de pensar que la labor del alcalde son las calles y el plan maestro, entendió que ella tenía que cambiar, que era ella la que parecía fuera de tema. Se soltó, ella también empezó a tomar entre sus manos los rostros de los ancianos, a dar apretones de manos más vigorosos y a repartir sonrisas por todos lados. Decidió tomar el micrófono y soltarse. Siempre añadió una referencia a su amor por la ciudad a sus proyectos de calle. En resumen: por empatía ella puso de su parte, aunque no bailó la macarena, pero quizás no sea una asignatura obligatoria para ser alcalde.
Añadamos: en toda la política del mundo hoy lo que cuenta es la imagen, el carácter más o menos construido, la capacidad de hablar y comunicar, la simpatía que despierta, por tanto la empatía. Pero no puede ser sólo esto. Si tan solo eso, en lugar de elecciones, la próxima vez hagamos un casting.
Entonces: la empatía está bien, pero ahora queremos saber en qué habilidades basan su candidatura los dos jóvenes líderes.

Los ciudadanos merecen escuchar debates sobre cómo se abordarán uno por uno los expedientes más complejos y espinosos del Ayuntamiento y cómo ambos planean proceder con la aburrida administración diaria, que sin embargo tanto sirve a los ciudadanos.
Y la respuesta no puede ser que alguien más se haga cargo de ello, porque esto en sí mismo ya es una traición al mandato popular, en un sistema electoral democrático que coloca al alcalde elegido directamente en el centro del gobierno de la ciudad.
He aquí, pues, la pregunta crucial en este último tramo de la campaña electoral: “¿Los perugianos están llamados a elegir al alcalde de la ciudad o al presentador de la próxima San Remo?”.

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