24 horas después de lo que la prensa definió como un “terremoto político-administrativo en el Municipio”, escribí “Caserta” en Google y aparecieron, como es también obvio, únicas noticias sobre este asunto, acompañadas también de noticias igualmente negativas sobre uno de los numerosos conflictos laborales en esta tierra.
Luego leí los periódicos nacionales y locales, después de visitar los de la web. Allí también, el mismo marco informativo.
Esta vez acompañado de los comentarios que “nosotros los políticos” hicimos sobre esta historia.
Utilizo las comillas para expresar el distanciamiento, una vez más, de la vida y de los problemas cotidianos de la gente de Caserta.
En la ciudad, ayer como hoy, la degradación diaria es continua. Y esta vez no tengo que repetir mi opinión sobre la administración Marino, porque la había reiterado pocas horas antes del “terremoto”, recordando precisamente el daño intrínseco contenido en esa “coalición electoral” que generó esta Administración.
Todo empezó y desde entonces ha ido a peor. El malestar de estas horas, al ver el nombre de nuestra ciudad junto a “votos comprados por 50 euros” en la prensa nacional, no puede afligirme por mucho más tiempo.
Quiero seguir diciendo, con mucha claridad, las cosas que aquí no funcionan. Y vuelvo a hacerlo denunciando, esta vez, el peligro de que este asunto sea “digerido” de la peor manera posible por la administración y sus todavía confusos insiders del Ayuntamiento.
De hecho, leí demasiados deseos mal disimulados de dar un pequeño aspirador a la estructura ejecutiva sin resolver, de una vez por todas, los daños que una gestión administrativa completamente supina causa a los “personajes deseados”.
Una gestión deliberadamente desorganizada, condicionada por la necesidad de medidas que – no fue necesario esperar al “terremoto” para entenderlo y conocerlo – pocos de nosotros denunciamos enérgicamente, recibiendo burlas, respuestas incompletas y una representación global de la “omnipotencia”, inquebrantable y ileso ante cualquier censura.
Quiero seguir luchando contra esta situación. Caserta no merece que se la siga ofendiendo de esta manera.
