La construcción del “bosque urbano” comienza en via Roma en Cagliari. Los trabajadores ya han plantado los primeros árboles, también se habla de encinas entre las especies que crearán un mega pulmón verde que, sin embargo, hasta ahora ha recibido más críticas que aplausos. Se proyectan alrededor de doscientos árboles a lo largo de toda la Via Roma, que se convertirá en un “paseo verde”. Dentro de grandes macetas de plástico negro, decenas de otros árboles, ya traídos a la obra, esperan echar raíces en la calle histórica. Y la pregunta que todos se hacen es solo una: ¿al final taparán la vista hacia el puerto y desde el puerto hacia la ciudad o no? La Superintendencia ya lo tiene muy claro, no se debe oscurecer el panorama. Pero tendremos que esperar meses para entender realmente qué altura tendrán las distintas plantas y árboles colocados en la calle de postal de la ciudad. Es también un tema que enardeció la campaña electoral ganada por Massimo Zedda quien, como alcalde, seguramente tendrá que resolver algunas dudas relacionadas con las obras de la nueva Via Roma. Mientras tanto, las obras continúan, un poco más rápido que en los últimos meses. Si no hay más retrasos, la primera parte estará terminada a finales de julio y a partir de agosto pasaremos al segundo lote, hasta Largo Carlo Felice.
Mientras tanto, los comerciantes están cada vez más agotados: “El negocio ha bajado y no sé cuánto tiempo será necesario para recuperar un nivel de clientela útil para decir adiós al signo menos”, afirma el quiosco Antonio Durzu. “No soy agrónomo, sólo espero que la vista al mar no desaparezca con los nuevos árboles. Aquí las obras, en general, han tenido varios parones y no creo que Via Roma esté lista antes del próximo verano. Definitivamente el ambiente todavía no es positivo”. Conceptos reiterados y reforzados por el bartender Fulvio Cocco: “No faltan cruceristas pero me están salvando solo en parte. Necesito, todos necesitamos, clientes habituales que vengan todos los días del año. La caída de la recaudación es del veinte por ciento, no es trágico pero tampoco agradable. He perdido para siempre una parte de mis clientes históricos, son todos los que venían aquí temprano en la mañana a desayunar en el coche. Y estoy muy preocupado por el segundo lote de obra, seguiré enjaulado y espero al menos que me dejen libre paso peatonal al puerto”.
