Fue el ADN el que atribuyó con certeza que aquellas armas encontradas en su casa, en otras en su disponibilidad y en sótanos ocupados ilegalmente en el barrio de Praia (vía Pasolini, vía Ungaretti y en la obra abandonada de Ecomostro) habían sido utilizadas por los cuatro detenidos en noviembre pasado por el Escuadrón Volador de Asti y que esta tarde han sido condenados por el Gup Sparacino.
Maximiliano Vettoretti a 6 años y 6 meses y 20 mil euros de multa, Samuele Cestari a 6 años (absuelto por delito de drogas) y 12 mil euros de multa, Salvatore Buttaci a 6 años, 11 meses y 22 mil euros de multa, y Angelo Palumbo a 2 años y 3 meses. Defendidos por los abogados Rattazzi, Bona, La Matina y Arrobio, recibieron una sentencia definitiva muy cercana a la solicitada por la fiscal que coordinó toda la investigación, Laura Deodato.
Las armas fueron incautadas al término de otra investigación que alarmó especialmente a los ciudadanos y que se remonta a abril de 2022, cuando, frente al servicio de urgencias de Asti, se produjeron algunos disparos contra un grupo de mujeres que se encontraban en la acera frente al hospital. entrada a la sala de espera. Sólo por casualidad nadie resultó herido ni muerto.
Las investigaciones habían conducido a Vettoretti, Palumbo, Buttaci y Cestari y se habían ordenado registros contra ellos que permitieron a la policía encontrar, además de las armas (2 escopetas recortadas, 1 pistola robada, 1 artefacto pirotécnico ilegal y especialmente potente ), también medio kilo de marihuana, hachís y una moto robada.
Pero la Fiscalía tenía que poder atribuir con certeza esas armas a los cuatro detenidos, demostrar que eran ellos quienes las manejaban y por tanto las poseían ilegalmente y esta prueba llegaba precisamente al comparar el ADN detectado en las armas con la huella genética de los sospechosos.