Carrara Graffiti: los secretos de los escritores están en las paredes

Carrara Graffiti: los secretos de los escritores están en las paredes
Descriptive text here

Quién sabe si la gran poeta Emily Dickinson era consciente del fervor imaginativo de sus versos y del poder inmortal que habrían tenido por los siglos de los siglos, amén. Si alguna vez fue consciente de ello, le bastaba con saberlo, y sólo ella. Tanto es así que en vida sólo hizo públicos siete poemas. Y los críticos los criticaron sin piedad. Como también hizo, inicialmente, con las miles de composiciones que fueron encontradas posteriormente tras la muerte del artista estadounidense. Ella, que se había retirado a una soledad total durante años, los había dejado en un cajón de su escritorio, escritos en hojas de papel dobladas y cosidas con aguja e hilo, todas contenidas en una carpeta. Casi como si quisiera esconderlos del mundo, enterrarlos como el tesoro que, en realidad, eran y luego fueron considerados por los críticos antes mencionados, quienes suelen primero desestimarlos y luego cambiar de opinión.
Fue usted, señorita Emily, quien, en una de las muchas cartas enviadas durante su vida a sus pocos confidentes, dijo, respecto a las PALABRAS:
“No conozco nada en el mundo que tenga tanto poder. Hay algunos ante los cuales me inclino, están allí como un príncipe entre señores. A veces escribo uno, y lo miro, me quedo mirando su forma, sus contornos, hasta que empieza a brillar…. y no hay zafiro en el mundo que pueda igualar su luz”.
Como si dijera: “Sé que escribo grandes cosas, pero lo sé y basta. Lo importante es anotarlos”.
Y, si lo importante es escribir, también puedes hacerlo en la pared, ¿no? Como el que está frente al Civico 5a, en la ladera de Via del Caffaggio en Carrara. Un autor desconocido, después de haber señalado misteriosamente que “ES SEGURO HACER TOURS DE NOCHE”, lanza una indagación contra personas igualmente desconocidas, señalando que no escribe “COMO LOS DE PAREDES LIMPIAS, GENTE MUDA”, sino “ÉL DE VERDAD ESCRIBE, ESCRIBE LIBROS”, aunque “ÉL SABE, ESO ES TENERLO”. Y así, en la magia de la correspondencia (epistolaria como sobre cemento), un misterioso amigo por correspondencia interviene, arriba a la izquierda, para preguntarle: “¿QUÉ ESCRIBES?”.
Pero el nuestro no responde. Y guarda su secreto para sí mismo.
Me gusta pensar que un día, dentro de muchos años, cuando este graffiti haya sido definitivamente bruñido, alguien podrá encontrar, escondidas en algún lugar, las obras de este escritor desconocido, que quería hacernos saber que escribe, que escribe de verdad. , que escribe libros, pero no nos dijo quién era ni nos dejó pistas, títulos ni bibliografía alguna.
Y, si llega a ser tan famoso e importante como Dickinson, incluso después de su muerte, será maravilloso saber que fue nuestro periódico el que lo descubrió primero

PREV Toro, hace falta una reacción ante el Bolonia. La Granata debe jugar abiertamente
NEXT Ferrarelle está contratando en Campania: el enlace para postularse